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jueves, 3 de enero de 2013

PRÓLOGO



Golfo de México
Abril de 1817

Yacían juntos en el desvencijado lecho, escuchando el crujir de las maderas del barco. 

Apoyada en el pecho de su marido, Lali observaba con leve melancolía la decoración del elegante camarote. En los largos días de travesía transcurridos desde su partida de Francia, el camarote se había convertido en una especie de refugio para ella, un lugar del que no le apetecía salir. En Nueva Orleans la esperaba un mundo totalmente diferente, y no estaba convencida de estar preparada para afrontarlo.

—Hemos llegado al Golfo —dijo Pablo, y la apartó de su pecho para incorporarse. Los músculos de su espalda se tensaron cuando estiró los brazos—. El viaje toca a su fin, cariño. Supongo que esta misma noche estaremos en nuestro hogar.

—Lali: Nuestro hogar —repitió ella forzando una sonrisa. Pablo advirtió su falta de entusiasmo y se volvió para mirarla a los ojos, colocando las manos a ambos costados de su menudo cuerpo. Con un deje de timidez, ella se arregló el cuello del camisón y tiró de la sábana para cubrirse el pecho.
—Pablo: Lali —dijo él con ternura—, no tienes nada que temer. Nueva Orleans te encantará. Y no te costará nada querer a mi familia.
—Lali: ¡Ojalá pudiese estar igual de segura de que ellos también van a quererme!

La familia de Pablo era una de las más renombradas de Nueva Orleans. Su padre, Nicolás Vallerand, era un hombre poderoso, un acaudalado aristócrata muy influyente en el ámbito político. Además de su plantación, poseía un pequeño pero rentable negocio naviero. De hecho, el buque en que viajaban, el Golden Star, era uno de los barcos mercantes de Vallerand.

—Pablo: Ya te quieren —dijo con una sonrisa—. Lo saben todo sobre ti. Cuando acabé los estudios en Francia y regresé a Nueva Orleans, no hice otra cosa que hablar de ti. Y les leí tus cartas...
—Lali: ¡Pablo! —exclamó ella al tiempo que se sonrojaba. Siempre le había costado expresar sus emociones. El mero hecho de pensar que Pablo había aireado sus sentimientos íntimos ante su familia...
—Pablo: Por supuesto, una versión cuidadosamente adaptada de tus cartas —repuso él con una sonrisa cariñosa—. Ciertos pasajes me los reservé sólo para mí.

Lali alzó la mirada. La persuasiva sonrisa de su marido siempre la cautivaba. Él había sido el único hombre en su vida capaz de ver más allá de su timidez. Amable y paciente, le había hecho concesiones como nadie antes. Otros hombres se habían sentido atraídos por su belleza, pero después topaban con el muro de su retraimiento. Nadie había sabido ver que se trataba de miedo, no de indiferencia, lo que la llevaba a mostrarse tan desmañada y reservada. Pero a Pablo le había importado bien poco que no fuese coqueta o seductora.

—Lali: ¿Le explicaste a tu familia que soy... una vieja solterona? —preguntó.
Pablo dejó escapar una carcajada.
—Pablo: Tener veintitrés años no convierte a nadie en viejo, chérie.
—Lali: ¡A una mujer sí!
—Pablo: Podrías haberte casado hace años de haberlo deseado. —Se inclinó hasta alcanzar la suave curva de su cuello— Eres una mujer hermosa, Lali. No tienes excusa alguna para ser tan vergonzosa.
—Lali: No soy hermosa —replicó ella con brusquedad.
—Pablo: Sí que lo eres. Extraordinariamente hermosa. —Le acarició el cabello, que destellaba a la luz plateada de la luna, y clavó la mirada en sus ojos castaños. Le dio un ligero beso, apenas un roce de labios—. Y aunque no lo fueses, yo te adoraría igualmente.

Lali sintió una profunda dicha al mirar a su marido. A veces le costaba creer que fuese suyo. Era tan apuesto, con aquella tupida cabellera y sus ojos. Jamás habría soñado que pudiese existir un hombre tan fuerte y a la vez tan tierno como él.

—Lali: Je t'aime —dijo con amorosa ternura.
—Pablo: No, no —la corrigió él con una sonrisa—. A partir de ahora, en inglés. En la casa de los Vallerand se usa al menos en la misma medida que el francés.
Lali frunció el entrecejo con fingida indignación y le respondió con un defectuoso inglés:
—Lali: Pero... en francés mejor suena.
—Pablo: Sí, tienes razón —coincidió con otra sonrisa. Con cuidado, le tomó la sábana de las manos y la deslizó hasta sus caderas. Ella se tensó y él rió entre dientes antes de acariciar su cuerpo apenas cubierto—. ¿Sigues sintiendo vergüenza conmigo?... No voy a permitirlo, chérie. Ahora ya me conoces lo suficiente para saber que nunca te haré daño.
—Lali: Te... te conozco sólo por tus cartas y tus visitas de cortesía —dijo ella casi sin aliento, sintiendo la exploración de aquella cálida mano—. Pero no hemos pasado mucho tiempo a solas, Pablo, y... —Se interrumpió cuando él le acarició un pecho por encima de los pliegues del camisón.
—Pablo: ¿Y?—susurró él mirándola a los ojos.
Temblorosa, ella le rodeó el cuello con los brazos, olvidando al instante lo que pensaba decir.

Los labios de Pablo se curvaron ligeramente.
—Pablo: He sido tan paciente contigo porque te amo con todo mi corazón. Pero además te deseo, Lali. Ha sido una tortura dormir contigo en la misma cama sin llegar a convertirte realmente en mi esposa. Tomamos los votos y me perteneces hasta que la muerte nos separe. Pero tú me pediste que esperase, y yo acepté porque no quería que tuvieses miedo de mí... o de las intimidades que íbamos a compartir. —La besó en la frente—. Ya hemos esperado más que suficiente, ma chére.
—Lali: Yo... yo siento lo mismo, pero...
—Pablo: ¿Sientes lo mismo? No lo creo. Tendrás que demostrármelo. —Inclinó la cabeza y la besó.

Ella protestó sin mucha convicción, consciente de que finalmente la paciencia de su marido se había agotado.
—Lali: Pablo, has sido tan atento...
—Pablo: Ya no quiero serlo, cariño. Ahora quiero a mi esposa. —Sus manos se deslizaron por aquel cuerpo deseable, abarcando los pechos, tirando del arrugado camisón—. Demuéstramelo, Lali —susurró contra su cuello. Ella se estremeció ante el roce de aquel mentón sin afeitar y volvió su boca hacia él.

De repente, llamaron con apremio a la puerta del camarote.
—¡Monsieur Vallerand! ¡Monsieur! —gritó un joven aspirante a oficial al tiempo que aporreaba el panel de caoba. Su voz rezumaba pavor.

Cuando su marido se levantó presuroso, un escalofrío de miedo recorrió a Lali. Pablo, sin los pantalones o siquiera una bata, entreabrió la puerta unos centímetros.
—Pablo: ¿Qué pasa? —preguntó lacónico.
—Señor, me envía el capitán Tierney para que le avise... —dijo el muchacho casi sin resuello—. Vimos una goleta americana que parecía en apuros y nos acercamos para echarles una mano... Pero entonces izaron la bandera de Cartagena.

Antes de que Pablo pudiese responder, el muchacho se alejó gritando. En el pasillo se oyó un estallido de ruido y movimiento.

—¡Abordaje! —gritó alguien—. ¡Están abordándonos por la proa, a estribor!

Lali oyó el fragor de disparos y el entrechocar de espadas que llegaba desde cubierta. ¡Estaban atacando el barco! Asustada, se llevó la mano a la garganta y sintió el pulso del corazón.
—Lali: Piratas —logró decir con estupor.

Pablo no la contradijo.

A Lali se le agolparon los pensamientos. Había oído hablar de barcos bajo el pabellón de Cartagena que asaltaban a los buques españoles. Surcaban las aguas del Golfo, el canal de las Bahamas y el Caribe. Había oído historias referentes a sus tropelías y su crueldad, sobre cómo torturaban a sus víctimas y las cosas horribles que hacían a las mujeres. El miedo creció en su interior y le costó tragar saliva. No, no podía ser cierto, pensó. Se trataba de una pesadilla... ¡Tenía que ser una pesadilla!

Pablo se puso a toda prisa los pantalones, las botas y una camisa blanca.
—Pablo: Vístete —se limitó a decirle a su esposa, y se abalanzó hacia el armario de palo de rosa donde guardaba las pistolas.

A Lali le castañeteaban los dientes cuando se levantó, olvidándose de sus maneras retraídas y arrastrada por la precipitación. Rebuscó en el arcón donde guardaba parte de su ropa y sacó un vestido de damasco azul. Casi desgarró el camisón al sacárselo, y se puso el vestido de cualquier manera, sin importarle que no llevaba ropa interior. Su oscuro y sedoso cabello se alborotó, cayéndole en largos mechones hasta la cintura, sobre el cuello y la cara. Mientras buscaba una cinta para recogerse el pelo, oyó los estremecedores gritos que llegaban de arriba, y sus temblores se agudizaron.

—Lali: ¿Cómo es posible que pase algo así? —se oyó decir a sí misma—. ¿Cómo es posible que el capitán no se diese cuenta de que eran piratas? ¿Por qué no hemos disparado nuestros cañones?
—Pablo: Demasiado tarde para los cañones. Por lo visto, ya nos han abordado.
Pablo le puso algo en la mano. Lali bajó la vista al notar el peso del frío metal en la palma. Su marido acababa de entregarle una pistola para duelos, ¡un arma de fuego! Lentamente, alzó la vista para mirarlo a los ojos.

Él había adoptado una expresión extraña: estaba alerta, atemorizado y en guardia. Lali supuso que ella parecía aturdida, porque él la sacudió con suavidad, como si pretendiese despertarla.

—Pablo: Lali, escúchame. La pistola es de un solo disparo. Si entran aquí... ¿entiendes lo que tendrás que hacer?
Ella asintió ligeramente; apenas le llegaba aire a los pulmones.
—Pablo: Buena chica —murmuró él, y le tomó la cara entre las manos para besarla con fuerza.

Ella aceptó con docilidad la presión de sus labios, todavía anonadada ante la constatación de que todo aquello era real. Todo iba demasiado deprisa... no había tiempo para pensar.
—Lali: Di... dime que todo irá bien —tartamudeó agarrando a su marido por la camisa—. Pablo...

Él la estrechó entre sus brazos.
—Pablo: Por supuesto que sí—dijo con la boca pegada a su cabello—. No te preocupes, Lali. Yo... —Se detuvo abruptamente y la abrazó una vez más antes de soltarla. Dio un paso atrás y se volvió para salir del camarote.

En silencio, los labios de Lali formaron su nombre: «Pablo». Al alejarse, las sombras de la escalera lo envolvieron. Y no miró atrás. Ella tuvo una horrible premonición.
—Lali: Mon Dieu, jamás volveré a verte —musitó, y cayó de rodillas temblando.

Continuará...
____________________________________________

Ok! prólogo listo! 
luego en la noche... 1° cap!! y vemos si hacemos un maratón chiquita! :D 

ahora pueden irse a dormir!... bueno las que tienen sueño... :)

Nos leemos mañana!
BESOS

20 comentarios:

  1. :O qe miedo aprenderemos frances :P jejje pobre lali recien casada y biuda!

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  2. :(
    Me gusta que Lali hable frances jajaja aunque no me gusta mucho ese idioma
    ¿No tiene ropa interior? Okey, eso va a provocar algo en los siguientes caps.
    Yo estaria cagada hasta las patas si fuera Lali :/ (Sin sutileza lo dije jaja)
    Como se nota que en ese tiempo las mujeres debian casarse ¿ a los 23 era una vieja solterona? pero por favor!
    No me gustaria NADA vivir en esa época, estoy agradecida de haber nacido en la que nací.
    Espero mas :)
    Besos
    @amorxca

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  3. hola no me podrias pasar la nove
    Donde Termina El Arco Iris por email por que no la puedo descargar y por lo que lei esta muy buena mi correo es eli_ka_15@hotmail.com gracias

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  4. Que buen cap y ya me voy a dormir luego de pasar por el blog de cami, besos
    @Masi_ruth

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  5. Bueenisimo el.prologo :),
    Espeero mas,.beso!!

    Arii

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  6. me agrada el prólogo
    me gusta todo eso que tenga que ver con piratas
    es interesante espero los capítulos

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  7. Que lindo amo el frances ademas fui a un colegio frances!! Jajaja Pero pablo a muerto? Ya? No nooo y peter!! Espero q si la cogen a lali no le hagan nada!
    MAS NOVE!!

    @casiamaia

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  8. Que pasara con Lali ahora??

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  9. Me encanto como termino "solo para el" la familia feliz y todo! jajaj coo me rei cuando PEter entro en panico porque Lali estaba por parir! jajaj

    Leyendo el prologo ya puedo decir que me gusta esta novela! jajja que pasara ahora con Lali y estoy muy curiosa de saber algo sobre el pirata que la quiere :P jajaja
    Besos y espeor mas :)

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  10. Haha se ñee buenísima me gusta q lali sea francesa ...jumm les cortaron el mambo hahah quiero ya el primer CAP

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  11. mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove

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  13. quiero mas de esta novelaaaaaaaaaaaaa!
    Te hago una pregunta, no conoces a la chica de novechilelaliter? Porque hace 3 semanas que no postea ni esta en twitter y estoy preocupadaa!
    Beso

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  14. no me gusta que Lali este con Pablo! quiero que aparesca Peter!!!! @LuciaVega14

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