BIENVENID@S - YA PODÉS DESCARGAR EL NUEVO BONUS "El Camino Del Sol" - Twitter @Fics_Laliter - Correo: Ficslaliter123@gmail.com

miércoles, 9 de enero de 2013

CAPÍTULOS 14 y 15



La embestida hacia delante del caballo empujó a Lali contra el pecho de Peter, y allí se quedó, mantenida inmóvil por su brazo. Cabalgaban con tal fluidez que parecía que volaban. A Lali le pareció que Peter conocía muy bien los vericuetos de aquel bosque, pues a pesar de que estaba oscuro no tuvo dificultad en encontrar el camino. Los pájaros nocturnos echaban a volar alarmados al ver pasar el caballo. La vegetación se hizo densa y Peter tuvo que reducir la marcha.

—Lali: ¿Vamos a viajar toda la noche? —murmuró. 
—Peter: Vamos a un sitio donde descansaremos unas horas.
—Lali: ¿Más cabañas indias?
Peter esbozó una sonrisa.
—Peter: La casa desierta de un leñador. La utilizo de vez en cuando si tengo que ir a Nueva Orleans por esta ruta.
—Lali: ¿Qué le pasó al leñador?
—Peter: Se mudó a otra casa cuando yo le compré la suya. —Rió con suavidad—. Supongo que creés que lo eché de allí.
—Lali: ¿Acaso no debería creerlo?
—Peter: ¿Qué motivo habría para ello? —replicó él secamente.
—Lali: Capitán Peter, ¿me dira de una vez por qué quiere entregarme a los Vallerand?
—Peter: Ahora no.
—Lali: Pero ¿porqué...?
—Peter: Ahora no me encuentro de humor para hacerlo.

Por centésima vez Lali se preguntó quién sería realmente aquel hombre enigmático.
—Lali: ¿Todo el mundo lo llama capitán Peter?
—Peter: Uso otros nombres, dependiendo de la situación.
—Lali: Su verdadero apellido es francés, oui?
—Peter: ¿Qué te hace suponer eso?
—Lali: Por el modo en que hablas. Tus padres debían de ser franceses..

Los árboles se abrieron ante ellos, posibilitando la visión de un brillante lago. Había una pequeña casa muy cerca, medio oculta entre los pinos. Peter detuvo el caballo, desmontó y estiró los brazos hacia Lali. Ella colocó las manos sobre sus anchos hombros y sintió sus flexibles músculos en movimiento cuando la desmontó de la silla y la posó en el suelo. La soltó de inmediato y se encaminó hacia la casa. La puerta de madera estaba hinchada debido a la humedad y le costó abrirla.
—Peter: Ya hemos llegado. —Le pasó el saco a Lali—. Pasa. Busca las velas. Yo voy a desensillar el caballo.

Entornó los ojos para otear en la oscuridad y el suelo crujió bajo sus pies. Vio la silueta de una ventana cerrada y se dirigió hacia ella. Lali abrió la cortina dejando entrar la luz de la luna y echó un vistazo. La casa tenía pocos muebles, tan sólo un baúl achaparrado, una cama diminuta en un rincón, una cocina y una mesa con dos sillas.

De pronto sintió un agudo escalofrío y se abrazó temblorosa a sí misma. No había razón alguna para tener miedo, se dijo. Sólo los niños tienen miedo a la oscuridad. Pero la estancia destilaba una sensación de amenaza que la envolvió por completo. Estaba sola por primera vez desde que había salido de la bodega de aquel barco. Y estar sola en la oscuridad se convirtió de repente en el peor de sus miedos. Se quedó paralizada y el saco se le escurrió entre las manos.

Respirando con dificultad se obligó a caminar hacia la puerta. Las sombras parecían empujarla. «¡Peter!», intentó gritar, pero su voz no fue más que un susurro ahogado. Apreció movimiento al otro lado de la puerta. De repente, salió corriendo de la casa aterrorizada, notando que una mano la agarraba por el codo.
—Lali…
Sé liberó de la mano y retrocedió un par de pasos con los ojos como platos. Peter estaba delante de ella.
—Peter: ¿Qué ha pasado? —preguntó—. ¿Te has hecho daño? ¿Viste algo?
No, nada fuera de lo normal. Sólo se trataba de un miedo infantil que no había podido controlar.
—Lali: Es... estoy bien —dijo con dificultad, preguntándose si finalmente había perdido la cabeza.

Peter avanzó hacia ella, que siguió retrocediendo. Si la tocaba, pensó Lali dejándose llevar por el pánico, se vendría abajo. En ese momento sólo quería que todo acabase. Estaba demasiado cansada de tener miedo, de sentirse perdida. Deseaba estar en su casa, en París, en su cómodo lecho con sus sábanas recién planchadas, oyendo las voces de su familia al otro lado de la puerta. Deseaba irse a dormir y no despertar jamás.
—Peter: Lali —repitió mirándola a los ojos—. Lali, ven aquí.
—Lali: No, no...
—Peter: Estás retrocediendo hacia el agua.
—Lali: No...
—Peter: Está bien, hace lo que quieras. —Y se apartó de ella a paso lento.

Tras unos segundos de indecisión, Lali le siguió.

El oyó los pasos a su espalda y meneó la cabeza. La pobrecilla estaba demasiado cansada para saber lo que hacía, pero aun así era un engorro. Por eso se alegraba de pensar que se libraría de ella a la mañana siguiente. Las mujeres no eran más que una conveniencia momentánea, algo de lo que librarse en cuanto uno satisfacía sus deseos. Y ésta en concreto era la primera que dependía de él enteramente, y eso no le gustaba. Tampoco le gustaba lo que sentía cuando ella lo miraba de aquel modo. Y menos le gustaba la creciente insistencia con que ella exigía atención. La suavidad era algo que él no se permitía a sí mismo... nunca.

Llegó a la orilla del agua y escrutó los alrededores con ojo experto.

—Peter: Quita las vendas de tus pies —le ordenó—. Tienes que limpiar los polvos. A estas alturas ya habrán hecho todo el bien que podían hacer.

Lali se sentó sobre una piedra y estiró sus delgadas piernas. Sería todo un alivio lavarse los pies, porque durante todo el día habían estado calientes y le habían escocido sospechosamente. Inclinándose sobre el pie derecho, tiró de la venda y la aflojó. El olor de las hierbas, amargo y mohoso, llegó hasta su nariz. Con mucho dolor, empezó a desenrollar la tira de tela y comprobó que le costaba mover los dedos.

Maldiciendo entre dientes, Peter se arrodilló a su lado, con los muslos abiertos. Ella lo miró preguntándose qué le había irritado tanto. El quitó la tela con manos eficientes y le metió el pie en el agua. Lali cerró los ojos al sentir el frío y aquellas fuertes manos frotando para limpiar la pasta verde. Con cuidado, Peter deslizó los dedos entre los de los pies de Lali y presionó la planta. Ella respondió con un involuntario suspiro de alivio. Él le flexionó el pie por el tobillo, lo sacó del agua y alargó la mano para coger el otro. A Lali la avergonzaba el placer que recibía de aquellas manos, pero eso no evitó que se relajase y disfrutase del masaje.

Sin embargo, todo acabó demasiado rápido y ella abrió los ojos justo en el momento en que Peter se quitaba las botas.
—Lali: ¿También te lavarás los pies? —le preguntó.
Peter lanzó el chaleco al suelo.
—Peter: Voy a darme un baño.
—Lali: Pero... pero puede haber caimanes...
—Peter: No en este lado del lago. —Sonrió—. Habitualmente no, al menos.
—Lali: Pero ¿qué haras si uno de ellos decide atacarte?
—Peter: Le diré que llevo a una Vallerand conmigo. Eso debería atemorizarle.
Cuando él se quitó la última prenda, Lali volvió el rostro sofocando un grito, cubriéndose la cara con las manos.
—Peter: Demasiados remilgos para tratarse de una mujer casada. —dijo con voz burlona —. ¿O tu marido sólo se metía en la cama cuando era noche cerrada? No, no te molestes en contestar. No resulta difícil imaginarlo.

Ella lo miró por entre los dedos. Con una risotada, él se lanzó al agua. Lo vio desaparecer bajo la superficie para reaparecer al poco. Mientras nadaba, Lali se examinó la planta de los pies a la luz de la luna, y se sorprendió de lo rápido que se habían curado. Habían aparecido costras donde antes había ampollas y la hinchazón había remitido por completo. Una línea marcaba la separación entre la blancura de su pie y el tono gris de la piel del tobillo. Frunció la frente y miró el agua, pensando en lo maravilloso que sería poder bañarse. Peter se volvió hacia ella. Como si le leyese el pensamiento, dijo con brusquedad:
—Peter: ¿No confias en mí ni siquiera un poquito?
Lali jugueteó indecisa con el botón superior de la odiosa camisa negra, pero acabó desabrochándolo.
—Peter: Sin embargo —añadió él como si tal cosa—, no puedo prometer que no miraré.

De inmediato, Lali se abrazó las rodillas y desechó la idea de bañarse.
—Peter: Por todos los santos —dijo disgustado—. No voy a mirar. —Y se volvió para sumergirse de nuevo.

Lali decidió hacerlo a toda prisa. Se desabrochó la camisa presurosa y se sacó los pantalones. Se metió en el agua hasta la cadera, salpicando con las manos. Sumergió finalmente la cabeza y se frotó con fuerza el cuero cabelludo; después se echó el pelo hacia atrás y lo escurrió con las manos. No se percató de si Peter la miraba o no, pero poco le importaba en ese momento. El lago le parecía el paraíso y ahora se sentía limpia y restablecida.

Regresó a la orilla y se envolvió el cuerpo con la camisa negra, metiendo las manos por las mangas. Usó un puño para secarse la cara y se peinó el pelo con los dedos.

Cuando Peter salió del agua, Lali no se volvió. Era plenamente consciente de la presencia de su cuerpo desnudo a su espalda, y oía el roce de la ropa al vestirse. Después cesaron los movimientos.
—Lali: Estoy cansada —dijo ella para romper el silencio.
—Peter: Vamos. Será una noche muy corta.

CAPÍTULO 15

Lali se sentó en un extremo de la cama, mordisqueando un pedazo de queso y una corteza de pan. El áspero cobertor de algodón y la manta que tenía debajo del cuerpo olían a humedad, pero después de lo vivido en los días anteriores aquella cama le pareció todo un lujo. Miró a Peter, cuya silueta oscura se fundía con las sombras al otro lado de la habitación. Estaba sentado en el suelo con la espalda apoyada en el baúl. 
—Lali: ¿Esta casa la utiliza alguien más? —preguntó.
—Peter: Algunos miembros de mi tripulación de vez en cuando.
Lali se sintió impelida a hacer más preguntas, a pesar de notar que a él no le hacía gracia su curiosidad.
—Lali: ¿Tienes un hogar en alguna parte?

Él se tomó su tiempo para responder, se llevó el puro a los labios y dio una calada.
—Peter: Tengo mi barco.
—Lali: ¿Hay alguien que te espere en algún lugar? ¿Una esposa, una familia?
—Peter: Jamás he querido tener y jamás tendré una familia.
Le creyó. No se lo imaginaba como marido y padre.  

Lali deseaba tumbarse en la cama y cerrar los ojos, pero le daba miedo hacerlo. Temía dormirse y luego despertarse abruptamente notando sus manos y su cuerpo encima del suyo. Si tenía pensado poseerla, tenía que hacerlo en ese momento, esa noche, pues estaba indefensa por completo. Estaba tensa, y dio un respingo al oír su voz.
—Peter: Duerme tranquila, no voy a hacerte nada.

Algo más relajada, Lali se tumbó sobre el delgado colchón y dobló las piernas llevando las rodillas hasta el pecho. Estaba muy cansada y no le costó nada caer en un profundo sueño.

Pero eso no significó que se sintiese a gusto o en paz. No dejó de moverse, pasando de un sueño a otro, tomando parte en conversaciones que no tenían ningún sentido. Una fuerza invisible la desestabilizaba, impidiéndole moverse cuando quería correr, haciéndole perder el equilibrio. Atemorizada, se cubrió la cabeza con las manos y llamó a Pablo... Lo necesitaba tanto... Anhelaba sus abrazos, que la protegiese, que la amase. Y de repente allí estaba, con sus radiantes ojos verdes y sonriéndole.

«¿Me necesitas? —le preguntó con ternura—. Vendré siempre que me necesites.»
«Pablo, creí que habías muerto. Creí que me habías dejado...»
«No; estoy aquí—murmuró—. Aquí, contigo. No tengas miedo.»
«Pero estoy asustada... Yo... No me dejes.»
Lali intentó preguntarle qué le había ocurrido, pero las palabras que salían de su boca eran incoherentes. Cuando empezó a balbucear de mala manera, él se alejó de ella.
«¡No!», gritó alargando los brazos hacia él, intentando mantenerlo a su lado.
Unos dedos en forma de garra le aferraron los hombros y ella se volvió para ver a Dominic Legare.
«Serás el regalo de André», dijo con una sonrisa torcida. Y empezó a empujarla hacia un cadáver, obligándola a bajar la vista para ver el rostro sanguinolento de André. Sus ojos estaban abiertos y su expresión era de pasmo.
Lali intentó liberarse de las garras de Legare. Se revolvió y lanzó un grito al ver cuerpos sin vida por todas partes.
«Pablo, vuelve conmigo —suplicó—. ¡Vuelve!»
Vagó por la cubierta del barco buscando a su esposo, seguida a escasa distancia por Dominic. Si encontraba a Pablo, él podría protegerla de Legare. Entre los brazos de su marido estaría a salvo. Llegó a la barandilla de la cubierta, miró hacia el agua y vio todos los cuerpos que flotaban bocabajo alrededor del navío. Entre ellos estaba su marido. El agua se oscureció con su sangre.
«Oh, Dios, Pablo, no!»
Estiró los brazos hacia él y, como si pudiese oírla, él empezó a sacudirse en el agua, hundiéndose bajo la superficie. Se estaba ahogando ante sus ojos. Lali gritó una y otra vez pidiendo ayuda, pero tenía a Dominic Legare a su espalda, tapándole la boca para sofocar sus gritos...

Lali despertó sobresaltada, luchando contra aquellos brazos que la inmovilizaban.
—Tranquila —dijo una suave voz por encima de su cabeza—. Ya pasó.
Ella tiritó convulsivamente, tapándose la cara húmeda con las manos.
—Lali: ¿Pablo? Pablo...
—Peter: No. Ya sabes quién soy. —Le acarició la nuca y la espalda con sus grandes manos. Ella se dobló y jadeó durante un rato apoyada en su duro pecho.
—Lali: Peter —dijo débilmente, sin saber por qué pronunciaba su nombre. 
—Peter: Tuviste una pesadilla, petite. No era más que un sueño.
—Lali: Vi a Pablo... Creí que estaba vivo.
Peter siguió acariciándole la espalda.
—Peter: Si estuviese vivo, yo volvería a buscarlo y lo encontraría. Pero Legare no deja supervivientes a su paso.
Ella tragó saliva con dificultad, empezando a recuperar el buen juicio.
—Lali: ¿Porqué?
—Peter: Es una práctica que empezó a poner en práctica hace años, cuando...
—Lali: No —le interrumpió—. ¿Por qué te importaría que Pablo estuviese vivo?
Se produjo un largo y tenso silencio.
—Peter: Te lo diré cuando lleguemos a Nueva Orleans.
—Lali: ¿Y por qué no ahora? ¿Por qué es un misterio? ¿Qué importa que llegue sana y salva o no? —Empezó a sollozar—. No eres menos culpable que los hombres que lo mataron —boqueó—. ¡No eres mejor que ellos! Has matado anteriormente, muchas veces. Su sangre está en tus manos tanto como en las suyas!

Incluso a pesar de la tormenta de sentimientos en que estaba sumida, supo que de algún modo había ofendido a Peter. Apartó las manos de su espalda, se incorporó y se alejó. La conmoción de verse sola y la inquietante penumbra la hicieron temblar. Tenía que escapar a los demonios que aullaban a su alrededor, encontrar un lugar en el que esconderse. Bajó de la cama y se dirigió hacia la puerta, y la abrió de un tirón. Pero Peter la rodeó con el brazo por la cintura antes de que pudiese salir. Ella dejó escapar un grito de pánico y le clavó las uñas en el brazo.

—Peter: ¡Detente, maldita sea! —exclamó él sacudiéndola—. ¡Ya basta!
—Lali: No... Sueltame... ¡Pablo!
Peter alzó la mano para abofetearla, pues no se le ocurría otro manera de cortar aquel ataque de histerismo.
—Lali: No... —sollozó ella cayendo contra él.

Peter bajó la mano. Se quedó quieto, respirando hondo, con la vista clavada en la cabeza de aquella mujer. Sentía el calor de su cara contra el pecho, los puños cerrados presionando sobre sus hombros. Tuvo que reconocer a su pesar que habría preferido enfrentarse a una batalla naval antes que a aquella frágil mujer... Podía hacer frente al peligro y la muerte con mayor facilidad que a las lágrimas. Ella necesitaba que la cuidasen, que la tratasen con amabilidad, algo que él era incapaz de hacer.

El miedo le había tensado la espalda y los dientes le castañeteaban. Estaba sudando. La apretó contra su cálido cuerpo, sosteniendo sin dificultad su peso. Ella se sintió como una niña entre sus brazos, pequeña y ligera. Pero no era una niña, y él era muy consciente de su tacto y su aroma de mujer. 

Se le aceleró el pulso. Había luchado por Lali Vallerand y tenía todo el derecho de poseerla. Pero todavía quedaba un resto de caballerosidad en su interior que le impedía aprovecharse de una mujer indefensa.

Continuará...
____________________________________________

Hola guapas!!... bueno ya saben como es esto... :)
+15 FIRMAS y más nove

21 comentarios:

  1. Maaas nove!!!!!! @luciagm13

    ResponderEliminar
  2. Maaaaas nove esta INCREIBLE

    ResponderEliminar
  3. :O le golpeo y ya se esta enamorando :3 jajaja
    novela solo tu: http://morithalaliter.blogspot.mx/

    ResponderEliminar
  4. te lo juro AMO esas caritas de reacciones jajajaja y LO AMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO AMOOOO A PETERRRRRRR ME ENCANTO EL CAP! @LuciaVega14

    ResponderEliminar
  5. MUCHAS GRACIAS POR PUBLICAR DOS CAPS DANIII ME ENCANTARON <3 @LuciaVega14

    ResponderEliminar
  6. LLEGAMOSSSSSSSSSSSSSS CAP 16 POR FASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS <3

    ResponderEliminar
  7. sigue con la maratoon, gracias!

    ResponderEliminar
  8. Lina (@Lina_AR12)10 de enero de 2013, 0:12

    Me intriga saber quien es Peter!

    ResponderEliminar
  9. masssss me encantooo

    ResponderEliminar