CAPÍTULOS 50 y 51

Gimena miró a Lali con aprensión.

—Gime: No creo que sea necesario divulgar algo que debe mantenerse en el ámbito más privado...

—Lali: Sí, es necesario —terció con firmeza—. ¡Estoy cansada del secretismo de esta familia! Quiero saber qué pasó entre Pablo y esa chica. ¿La amaba? ¿Ella era su...? —No pudo pronunciar aquella palabra.

Gimena observó sus serias caras y frunció la frente. 

—Gime: A Pablo no le habría gustado que lo supieses, Lali. Nunca quiso que lo supieses. No tenía nada que ver contigo. Pero no podía prever estas circunstancias, ni lo que te verías obligada a hacer por la familia. Antes de explicártelo, tienes que entender que a veces las personas no pueden evitar lo que sienten. A veces se encuentran en situaciones sobre las que no ejercen control alguno...

—Peter: Ella entiende todo eso —la interrumpió—. Cuéntaselo.

Gimena asintió y respiró hondo.

—Gime: Pablo y Rocío estuvieron romance durante más de un año —dijo—. Casi se casó con ella. 

Lali la miró boquiabierta. 

—Lali: ¿Pablo? —preguntó con un hilo de voz. 

—Gime: Ambos intentaron ignorarse mutuamente. Durante una larga temporada negaron sus sentimientos. Pero entonces... —se aclaró la garganta.

—Lali: Pero yo le estaba esperando... —repuso. No podía imaginar a Pablo enamorado de otra mujer. Le había repetido hasta la saciedad que la amaba. Le había escrito largas cartas describiéndole sus sentimientos. Sintió una punzada de dolor—. Creí que yo era la única... 

Gimena la miró con compasión.

—Gime: Fuiste la única con la que se casó, chérie. Le llevó mucho tiempo decidirse entre las dos. Tras una concienzuda reflexión interior, decidió que tú eras a la que realmente amaba.

A Lali no le reconfortaron nada aquellas palabras. 

—Lali: Pero si estaba enamorado de la señorita Doyle, ¿por qué no se casó con ella?

—Gime: Porque también estaba enamorado de ti, querida, y se dio cuenta de que sería mucho mejor que tú fueses su esposa. Eras una mujer educada y perteneces a una estupenda familia francesa, la hija de un médico...

—Lali: Era la elección más segura —la interrumpió. Su confusión se había trocado en un tormentoso ataque de ira.

Peter intervino:

—Peter: ¿Por qué estás tan ofendida? Te eligió a ti, ¿no? Tuviste lo que querías. Eso es lo único que importa.

—Lali: ¡No! Si Rocío hubiese estado en la misma posición, ¡yo habría sido la segunda opción!

Peter frunció el ceño impaciente.

—Peter: Eso no podemos saberlo. —Miró a Gimena y alzó las cejas interrogativamente—. ¿Cuánta gente estaba al corriente de esa... relación?

—Gime: Nadie a excepción de la familia. Pablo habló con su padre sobre qué hacer y Nico le dijo...

—Lali: ¿Estás diciendo que se casó conmigo porque su padre se lo aconsejó? —preguntó con el despecho de una mujer manipulada—. ¿Cuánto tiempo le costó decidirse? ¿Cuántas charlas y discusiones hubo antes de que regresase a Francia para casarse conmigo? ¡Le esperé tres años! Y el muy canalla no estaba esperando a que acabase la guerra, ¡se estaba tomando su tiempo para decidir con qué mujer iba a casarse!

Gimena hizo una mueca y miró a Peter buscando su ayuda.

Él asintió ligeramente. Miró hacia la puerta dándole a entender que se marchase.

—Peter: Gracias por tus explicaciones, belle-mére.

—Gime: ¿Crees que Rocío divulgará lo que sabe? —preguntó.

—Peter: No lo creo.

—Gime: Rezo porque así sea. —suspiró y salió del salón.

CAPÍTULO 51

Los dos se quedaron solos.
—Peter: ¿A qué viene tanta indignación? —preguntó.

Lali se puso en pie de un brinco y se acercó a la ventana cruzando los brazos.
—Lali: ¿Acaso no es obvio? Sabes las razones, lo único que quieres es regodearte con...
—Peter: No quiero regodearme. Ven aquí y siéntate.
—Lali: No.
—Peter: Ven —repitió con firmeza. Durante unos segundos creyó que se negaría.

A regañadientes, Lali se sentó a un par de metros de Peter.
—Lali: ¿Qué quieres decirme? —preguntó con hosquedad.
—Peter: Que Pablo se preocupaba por ti. Lo bastante para casarse contigo. El hecho de que tuviese que tomar una difícil decisión no debería herir tu vanidad. Debería resultarte halagador que finalmente te eligiese a ti.
—Lali: Mi relación con Pablo no fue lo que yo creía. Creí que me amaba por completo, que no había espacio para otra mujer. No debería haber sido una elección ni tendría que haber pedido consejo. —Dijo esta última palabra como si de una blasfemia se tratase—. Él debería haber sabido sin duda alguna que me amaba a mí. —De repente se dio cuenta de lo egoísta y exigente que sonaba aquella afirmación. Inclinó la cabeza y cruzó las manos sobre el regazo—. Después de la muerte de mi madre no he tenido nada que fuese completamente mío —murmuró—. Mi padre estaba entregado a su profesión, y yo me pasaba los días ocupándome de la casa y la familia. Entonces mis hermanas empezaron a casarse, y un día me di cuenta de que mi juventud había pasado...
Peter rió, incapaz de contenerse.

Lali se envaró, ofendida.
—Lali: Cómo te atreves a reírte. No tendría que haberte contado nada...
Él estiró el brazo y enredó sus dedos en los rizos que cubrían la nuca de Lali, obligándola a mirarle.
—Peter: Tu juventud no ha pasado —dijo con una mirada divertida. Le recorrió la cara con la mirada y su voz sonó más suave—: En cierto sentido, sigues siendo una niña.
Ella creyó que le tomaba el pelo. Pero, aun así, se sintió paralizada por su cercanía, por la calidez de su mano.
—Lali: No te burles de mí—logró decir.
—Peter: Te habría cortejado cualquier hombre por el que hubieses mostrado el menor interés. Pero querías algo especial. —Jugueteó con su pelo—. Pablo casi lo entendió, ¿no es cierto? Pero no pudo llegar a ver la parte más secreta de tu personalidad, esa parte que has ocultado a todo el mundo. Sé perfectamente qué querías de Pablo, ma petite, pero jamás habría sido tuyo por completo. Pablo estaba entregado a su profesión igual que tu padre. No era la clase de persona que ignora las necesidades de sus pacientes sólo porque su mujer quiere que se quede en casa. Tendrías que haberlo compartido, y de forma generosa. Eso te habría resultado odioso. Jamás le habrías mostrado tus sentimientos, ¿no es así? Pablo se casó contigo porque creyó que serías la esposa perfecta para un hombre con su profesión... cuando lo cierto es que cada segundo que pasase lejos de ti te haría sentir mal.

Lali bajó la cabeza avergonzada, sintiéndose expuesta, como si llevase escritos en la cara todos sus pecados y faltas. Pensó en decirle que estaba equivocado, pero supo que no serviría de nada. ¿Cómo era posible que conociese sus más íntimos sentimientos? ¿Resultaba tan transparente para todo el mundo o sólo para él?

—Lali: Es terrible que me acuses de algo así —murmuro—. No habría sido tan posesiva ni egoísta...
—Peter: No es terrible. Algunos hombres sueñan con ser amados de ese modo.
—Lali: Rocío no amaba a Pablo de un modo egoísta—dijo, y él apartó la mano de su cabello.
—Peter: No. Ella habría sido feliz aceptando lo que mi hermano quisiese darle.
—Lali: ¿Qué te dijo cuando creyó que eras Pablo?
—Peter: Eso queda entre ella y Pablo —repuso él secamente.


Los descubrimientos relacionados con Pablo provocaron esa noche la aparición de incontables preguntas en la alterada mente de Lali. Se fue a la cama y su sueño fue bastante turbador, y la pesadilla que a veces la acuciaba se repitió. Fue más vivida y terrorífica que nunca. Estaba inclinada sobre la barandilla del barco, observando los cadáveres en el agua teñida de sangre. Pablo seguía vivo y estiraba los brazos hacia ella. Pero no podía ayudarle, sólo podía observar con horror cómo le fallaban las fuerzas y empezaba a hundirse. Dominic Legare estaba a su espalda, su voz rugiente hablaba de muerte, estiraba las manos hacia su garganta, ahogando los gritos de Lali. No había nadie que pudiese ayudarla, no había posibilidad de escape.

Lali despertó sobresaltada. Tenía las sábanas hechas un revoltijo alrededor de su cuerpo. El dormitorio estaba en silencio, moteado por el claro de luna. Nerviosa, se enjugó las lágrimas y respiró hondo varias veces. Intentó razonar consigo misma. Pablo estaba muerto y ella estaba a salvo de Dominic Legare. Era ridículo tener miedo. ¿Por qué su mente la torturaba con semejantes imágenes? El corazón empezó a ralentizarse, y ella se tumbó de nuevo, castañeteando los dientes. No podía evitar pensar en la primera vez que había tenido esa pesadilla, y el modo en que Peter la había sujetado por detrás. Había sido tan firme y tranquilizador. «No —se dijo—, no pienses en eso.» Pero el recuerdo volvía a presentarse con insistencia.

Pensó en cómo se había enfrentado a ella, y cómo la había tomado en un arrebato de furia y pasión, poseyendo su cuerpo como si éste hubiese sido creado con el único fin de darle placer. Enrojeció de vergüenza y excitación al recordar cómo le había separado los muslos y cómo había inclinado la morena cabeza sobre sus pechos.
—Lali: Mon Dieu —susurró, y hundió la cara en la almohada buscando volver a dormirse.

Continuará...

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Adivinen!!!

SI! HOY HAY MARATÓN!!!!!... bueno una MINI maratón! pero maratón al fin no??

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Lucia14 Todo bien Lu!! vos cuida de tu mamá q seguro se recupera!!! :D