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jueves, 10 de enero de 2013

CAPÍTULO 26



Ella temblaba violentamente y las palabras de Vico no penetraban el muro de terror que la obnubilaba.

Vico prosiguió con voz suave:
—Vico: Tienes que ayudarme. Por eso te he estado esperando. Deja de temblar, vamos. Necesito que hagas algo por mí...
Vico se quedó helado al oír amartillarse un revólver y notar la presión del frío metal contra su sien. Una voz glacial rompió el silencio:
—Suéltala, bastardo. Ahora.
—Vico: Maldita sea... —masculló, y apañó las manos de Lali. Bajó los brazos.
Lali retrocedió sollozando con angustia y alivio. Nicolás estaba apuntando un arma a la cabeza de Vico.

El joven pirata tenía el mismo aspecto que cuatro meses atrás, una cicatriz le cruzaba la cara y un parche negro le cubría el ojo herido. Vestía pantalones, botas y una sucia camisa. Lali abrió mucho los ojos al ver que tenía un costado ensangrentado. Bon Dieu, ¿le habían herido?
—Vico: ¿Es el señor Vallerand? —preguntó, el dolor en la voz.
Nico ignoró su pregunta y miró a Lali.
—Nico: ¿Te ha hecho daño, petite bru?

Ella negó con la cabeza, incapaz de hablar. Se le había cerrado la garganta para siempre.
—Nico: De acuerdo —dijo con calma—. Vamos a la casa principal. —Al ver que Lali dudaba, habló con más firmeza—. Vamos.
Paso a paso, se encaminaron a la casa.
—Vico: Antes de que hagas nada —le dijo—, creo que quieres oír lo que tengo que decirle.
—Nico: Si no te he matado por entrar en mis tierras, es muy probable que lo haga por haber atacado a mi nuera.
—Vico: No la he atacado, yo...
—Nico: ¿Quién demonios eres?
—Vico: Un idiota, eso es lo que soy —masculló e hizo una mueca de dolor cuando el revólver se apretó con más fuerza contra su sien—. Mi nombre es Vico.
—Nico: ¿Por qué estás aquí?
—Vico: He venido por el capitán Peter —respondió hoscamente.

Lali se apoyó contra el muro exterior de la casa. El miedo disminuyó en su garganta. Ya respiraba con más facilidad. En ese momento Nicolás dejó que Vico se volviese hacia él.
—Vico: Ojalá lo hubiese dejado tirado en el apestoso pantano y me hubiese largado —dijo con aire taciturno, relajando la postura hasta encorvarse—. Le han disparado, parece un colador. No quería seguir adelante, pero yo pensé que...
—Nico: ¿Dónde está? —preguntó con rudeza.
Vico hizo un gesto hacia el agua.
—Vico: Allí abajo, en el bote.
—Nico: ¿Hay alguien más?
—Vico: No, nadie. Lo juro por la tumba de mi madre.

Los dos hombres miraron hacia la pendiente donde estaba el bote, y Lali les miró a ellos con los ojos muy abiertos. Peter estaba herido, tal vez incluso moribundo. ¿Había peleado con Legare? Restregó las sudorosas palmas contra el vestido y siguió a Nico y Vico, empujada por la curiosidad y por alguna clase de emoción a la que no se atrevió a poner nombre. Una ramita se quebró bajo su zapato y Nico echó un vistazo por encima del hombro. Sus miradas se encontraron y ella se detuvo dubitativa. Para su alivio, no le dijo que regresase a la casa, sino que se volvió y siguió caminando hacia la orilla. Los hombres alcanzaron el bote y miraron en su interior. Nico tensó los hombros visiblemente.

Lali se acercó a su suegro y contuvo la respiración. Allí estaba Peter, cubierto con ropa sanguinolenta y vendas. Estaba inconsciente, aovillado en medio de la pequeña barca. Tenía la cara ladeada, pero Lali pudo ver su espesa barba. Una de sus manos, con la palma hacia arriba, estaba sobre las húmedas tablas, con los dedos ligeramente flexionados. Resultaba extraño verlo así, un hombre de semejante vitalidad y poder, reducido a una total indefensión. Lali miró a Nico, que aún no había dicho una palabra. Su faz parecía tallada en mármol.

—Vico: No podía arrastrarlo —comentó—. Fue un infierno cargarlo en el bote.
Nico le entregó el arma a Lali, cerrándole los dedos alrededor de la empuñadura con cuidado.
—Nico: El gatillo es delicado —dijo con brusquedad.
Ella asintió, palideciendo al recordar la última vez que había sostenido una pistola.

Nico miró a Vico de soslayo.
—Nico: Tú vendrás a la casa con nosotros. Quiero hablar con vos en privado.
Vico protestó.
—Vico: Ni hablar, ya he hecho lo que tenia que hacer. El barco y la tripulación esperan mi regreso. Llevese a su hijo y haga lo que pueda por él. Yo ya no puedo cuidarlo, ¡ni siquiera sé si podría mantener mi cabeza fuera del agua! Aquí estoy en peligro, y en cualquier momento...
—Nico: No tienes alternativa.
Vico miró el revólver, preocupado por el modo tembloroso en que Lali lo sostenía.
—Vico: Querida, no hay necesidad de que me apuntes con eso...
—Nico: Taisez-vous —dijo Nico secamente, haciéndolo callar.

Lali se preguntó si Peter seguiría vivo. Estaba inmóvil. Nico se adentró en el agua hasta que le cubrió los tobillos. Se inclinó sobre el bote y alzó el cuerpo inerte para cargárselo al hombro, resoplando por el esfuerzo. Se encaminó con dificultad hacia la casa, con Lali y Vico tras él.

Continuará...
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:O!!!!
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17 comentarios:

  1. mas mas mas mas mas !!!

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  2. me E N C A N T A laaa novela !!

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  3. MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS!!

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  4. masssssssss imprecionante quiero massss

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  5. masssssssssssssssssssssssssssssssss

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  6. Pobre Peter, seguro fue Legare!

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  7. Jajajajajajaa que risa que Vico ni protestar pudo...

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  8. Pobre de toda la tripulación de Peter, todos están en peligro

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  9. NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO MI VIDA POBRECITOO!! QUE LE PASOOOOOOOO ME LO DEJARON COMO COLADORRRRR :'| @LuciaVega14

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  10. Muy bueno!Esperemos q Nico olvide viejos rencores!Es su hijo!

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  11. ojala siga vivo :) jajaja no tenia nada mas que decir jeje

    novela solo tu: http://morithalaliter.blogspot.mx/

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