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viernes, 18 de enero de 2013

CAPÍTULO 53


A última hora de la tarde, Peter se encaminó hacia la orilla del pantano. Desde que podía andar por cuenta propia, cada noche iba hasta allí para pasar unos minutos, sospechando que no tardaría en recibir noticias de Vico.

El pantano estaba tranquilo y los musgosos cipreses susurraban a la suave brisa. Garzas de un blanco níveo y gansos salvajes se aposentaban en sus nidos al anochecer. Poco a poco, la filtrada luz del sol se fue disolviendo, haciendo que la superficie del agua pareciese de ónice. Los limoneros de la plantación desperdigaban su cítrica fragancia. Oyó la voz distante de una mujer cantando con un tono bajo y quejumbroso. La canción era una nana criolla que recordaba de su niñez.

Otros dicen que se trata de tu felicidad, yo creo que se trata de tu pena... 

Cuando estamos hechizados por el amor, decimos adiós a toda felicidad...

El sonido se apagó lentamente. Peter se apoyó contra un árbol y miró el agua con los ojos entornados.

El tiempo pasaba. Se estaba recuperando a buen ritmo, y el peligro al que estaba expuesto aumentaba con cada día que se quedase allí. No iba a poder engañar a la gente durante mucho más tiempo, los cotilleos y las suspicacias se extendían con rapidez por la ciudad. A pesar de que Nico confiaba en su capacidad para proteger a su hijo, Peter sabía que no estaba a salvo, ni de las autoridades ni de Legare. Tenía que desaparecer y esconderse en algún lugar hasta recuperarse del todo e ir en busca de Legare.

Nada le retenía allí, excepto Lali. Una sonrisa burlona se dibujó en sus labios.

Una vez desapareciese de su vida, ella se sentiría segura y contenta. Eso era lo que ella deseaba, sentirse rodeada por la familia, respetada por los amigos, segura de que cada día seguiría un orden tan estricto como el anterior. Jamás abandonaría su entorno conocido.

La sonrisa se borró de su rostro. Con aire ausente se atusó el cabello. Todo él se rebelaba contra aquellos sentimientos recién adquiridos, pero por lo visto no podía librarse de ellos. Ser concierne de ello lo enfurecía. Su madre le había enseñado, involuntariamente, que nunca hay que confiar en las mujeres. Siempre las había visto como una distracción ineludible, pero una vez que se obtenía placer de ellas había que alejarse deprisa y corriendo.

Respecto a Lali, sin embargo, sentía algo que no lograba comprender. Si se hubiese tratado únicamente de deseo sexual, podría haber encontrado a otra que la sustituyese... Pero lo que sentía por Lali era algo más que eso. 

No había dado comienzo en la isla de los Cuervos, ni siquiera en la casa del lago, sino durante su convalecencia. Sabía que no podría haber sobrevivido a la fiebre y las heridas sin ella. Por primera vez en su vida, había dependido de alguien, concretamente de la obstinación y el temperamento de una mujer a la que doblaba en complexión. Ella había luchado por él, incluso se había adentrado en sus sueños para alejarlo de la muerte. Se había forjado un vínculo entre ellos, y ahora ella formaba parte de él, se había instalado en sus pensamientos, le atormentaba. Intentó imaginar cómo serían las cosas si no volviese a verla nunca más, vivir toda su vida en la otra punta del mundo. En silencio, la maldijo a ella y a sí mismo.

Un ruido en el agua llamó su atención. Se ocultó tras el árbol y escuchó. Oyó un suave silbido, como un trino. Peter sonrió de medio lado. Observó el bote que, con dos pasajeros, se aproximaba a la orilla. Habló en voz baja desde la oscuridad:

—Peter: Vaya detalle dejar a un hombre indefenso en manos de los Vallerand.
Vico saltó del bote a la lodosa orilla, y echó a andar hacia la voz.
—Vico: ¿Es un fantasma lo que oigo?
Peter se alegró de ver a Vico y a Maxi, que estaba asegurando el bote en la orilla.
—Peter: Hola, Vico. —Se acercó a Vico y el joven lo abrazó con fuerza y le palmeó la espalda.
—Vico: Dios mío, ¡tienes muy buen aspecto! —exclamó echándole un vistazo—. Bien afeitadito y oliendo en condiciones. ¡Hace nada estabas al borde de la tumba!
Peter sonrió.
—Peter: Podrías haberme dejado morir, Vico. —Su expresión se hizo grave—. Una vez más, te debo la vida.
—Vico: Y no quiero que lo olvides.

Maxi se reunió con ellos, y Peter le estrechó la mano.
—Maxi: Peter —dijo—, una vez más has engañado al diablo. —Mostró los dientes con una sonrisa—. No ha podido llevarte, ¿eh?
Peter sonrió con pesar y sacudió la cabeza, observado a sus compañeros. No le gustó lo que vio. Incluso en los peores momentos, Vico jamás había perdido su aire de pícaro, pero ahora no lo tenía, ahora tenía el aspecto de un mordaz depredador. Y había algo inusual en la tensión de Maxi, a pesar de que intentaba parecer divertido.
—Vico: Así que volveremos a estar juntos —observó—. Pronto estaras en forma de nuevo, te lo garantizo.
Peter señaló su bastón.
—Peter: Mi pierna no está bien. —Miró a Maxi con una sonrisa—. Pero de no haber sido por tu trabajo ahora me apoyaría en una pata de palo. —Volvió a centrar la atención en Vico—. Cuéntame qué ha pasado.
—Vico: No te alegrará —dijo pesaroso—. Con todos esos navíos de guerra rondando a los cuatro vientos, Legare se ha visto obligado a interrumpir sus actividades y ha declarado suya la isla de los Cuervos. Intentamos vaciar el último de nuestros almacenes antes de que él le echase el guante. He desperdigado cosas por aquí y por allá. Sólo Dios sabe dónde ha ido a parar la mayor parte del botín.
—Peter: ¿Y la tripulación?
—Vico: Nadie sabe si estáis vivo o muerto. Los hombres se han dispersado; algunos están fuera de combate, pero otros... —hizo una pausa y prosiguió con tono lúgubre— se han pasado al bando de Legare, los muy bastardos. Tienes que hacerte con el poder, Peter, y pronto. Nuestro rentable negocio ha quedado desmembrado y patas arriba. Necesitamos un jefe que lo reflote.

Peter analizó la situación. Las sombras de los árboles jugueteaban sobre su cara. Le sorprendió su propia indecisión. Un mes atrás se habría lanzado en defensa de su pequeño reino de granujas y saqueadores. Era lo único que había tenido en su vida, lo único que quería. Antes ni siquiera se lo habría pensado. Pero ahora...

Continuará...
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+ 15 FIRMAS y más :) 
se viene Laliter... 

22 comentarios:

  1. massssss !!!!! nove :)

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  2. mas mas mas mas ! me encanta la nove

    atte: soniia nechel

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  3. amoo esta novela Laliter...! qiero mas cappp! :D

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  4. mas mas mas mas mas mas mas

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  5. dios maassssssssssssss
    ahhhhhhhhhhhh
    ke emocion ke hara peter=???
    massssssssss

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  6. soi de uruguay y me gusta mucho tu novela :)
    besos seguii con un capitulo mas porfa!

    MYSAYA LEichner

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  7. massssssssssssssssssssss
    noveeeeeeeeeeee
    =)

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  8. mas novela por favor esta muy intrigante !!!

    att keny :)

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  9. giekdlfjlwrjflwejf se siente muy bien al lado de Lali, que decidira... volvera a combatir?? CHAN CHANNNNNNNN (? @LuciaVega14

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  10. ay q buena esta la nove yo las e leido todas y me encantan y es la primera vez q puedo comentar y desde costa rica te leo siempre

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  11. que se quede para estar con lali

    novela solo tu: http://morithalaliter.blogspot.mx/

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