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jueves, 10 de enero de 2013

CAPÍTULOS 22 y 23



De no haberle resultado satisfactoria la industriosa vida que llevaba en la plantación Vallerand, Lali habría considerado la posibilidad de encerrarse en el convento de las ursulinas. La idea de obtener paz y soledad le resultaba muy atractiva, y no pensaba en absoluto volver a casarse. Pablo había sido su primer y único amor y no deseaba aceptar un sucedáneo. 

Los Vallerand, por otra parte, le habían ofrecido la misma privacidad que podría haberle supuesto el convento, pero sin sus restricciones. Y también estaban los hijos de Gimena, Evelina, Angeline y Rafe, a los que Lali ya había tomado cariño. Era una costumbre criolla que las viudas y las solteronas cuidasen de los hijos de sus familiares. Las dos niñas, de ocho y seis años de edad, a menudo iban a visitar a Lali en la garçonniére, una pequeña pero encantadora residencia erigida junto a la casa principal.

Por lo general, las garçonnieres eran ocupadas por los hombres solteros y los muchachos adolescentes de la familia, pero el hijo de Gimena y Nicolás no era más que un niño, y no había otros hombres Vallerand viviendo en la plantación. A petición de Gimena, Lali había redecorado y cambiado los muebles de la masculina garçonniére para su propio uso. Nicolás la animó a que rebuscase entre los muebles y los objetos artísticos almacenados en la casa principal.

—Nico: Llévate lo que quieras —dijo—. La mayoría de estas cosas no las toca nadie desde hace años.

Para su disfrute, Lali desenterró tesoros que trasladó de inmediato a la garçonniére, y el lugar no tardó en convertirse en una agradable casita con estancias luminosas y aireadas. 
—Gime: Has convertido la casa en un lugar precioso —exclamó al ver el resultado de los esfuerzos de Lali—. Tienes muy buena mano con los colores y la decoración, y... ¿qu'est-ce que c'est? —Abrió la puerta de la habitación más pequeña de la casa, carente de muebles excepto una mesa rectangular, un taburete y un caballete. No había cortinas colgando de las ventanas, ni alfombras en el suelo. Había lienzos blancos enganchados a la pared. Libretas para dibujos, pinceles y manchas de pintura sobre la mesa. Gimena miró a Lali sorprendida—. Nico me dijo que le pediste que trajese algunas cosas del pueblo, pero no sabía que eras artista.

Lali se sonrojó.
—Lali: Oh, no soy artista, qué va. Simplemente... bueno, me gusta... Oh, por favor no los mires. No quiero enseñárselos a nadie.
Gimena apartó su mano de una libreta de dibujo.

Temiendo haberla ofendido, Lali intentó explicarse; tenía la cara roja de vergüenza.
—Lali: Nadie ha visto nunca mis garabatos... No es más que un pasatiempo. De niña me gustaba pintar y dibujar, pero cuando mi madre murió ya no dispuse de tiempo para mí... —Se aclaró la garganta, incómoda—. Espero que no te importe que haya transformado esta habitación. Lo que hago no tiene ningún mérito, no es lo bastante bueno para que lo vea nadie, pero me resulta relajante y... no podría hacerlo si pensase que va a verlo alguien. Si Pablo estuviese vivo, jamás habría vuelto a dibujar. Habría insistido en echarle un vistazo a mis dibujos y yo no lo habría soportado.
—Gime: ¿Por qué, Lali? —La voz de Gimena destiló amabilidad—. No hay razón para angustiarse. Puedes utilizar la habitación para lo que te apetezca. Me alegra que algo te interese. Nunca me inmiscuiré en tu privacidad.
—Lali: Gracias —musitó.
Gimena estudió su cabeza gacha.
—Gime: Eres una persona muy tranquila y de trato fácil, chére, demasiado incluso. A veces me preocupas.
—Lali: Tengo todo lo que necesito y carezco de preocupaciones. —Lali se dispuso a salir de la habitación para no seguir hablando. Para Gimena era natural ser cariñosa con quienes la rodeaban, pero ella había mantenido una relación estrecha con muy pocas personas en su vida: su padre, sus hermanos y Pablo. Sólo con ellos había sido capaz de compartir sus pensamientos y sentimientos más íntimos.

Le había escrito a su padre contándole la muerte de Pablo y de su nueva vida allí. Su serie de cartas sobre hechos cotidianos habían obtenido respuestas igualmente prosaicas por parte de su familia. Quizá los extraños hubiesen encontrado un tanto curiosa su actitud. Los Verité eran gente poco emotiva, más bien fría y práctica, y evitaban mostrar abiertamente sus sentimientos. Su padre creía que mientras se disfrutase de buena salud, las demás preocupaciones eran menores. Y de todos los hijos de Robert Verité, Lali era con mucho la más reservada. Nadie, ni siquiera Pablo, había logrado penetrar en los rincones más distantes de su corazón, aquella parte que siempre quedaría oculta a ojos de los demás.

Añoraba ciertas cosas, anhelos imposibles de verbalizar. Había creído que estaría a salvo con Pablo, que él habría llegado a entender las temerarias emociones que se ocultaban en su interior. Le sobrecogía preguntarse sobre el grado de verdadera intimidad que habrían llegado a compartir; no sólo física, sino entre sus almas. Ahora ya no podría saberlo nunca.

Lali nunca se permitía pensar en Pablo justo antes de irse a dormir. De hacerlo, sabía que tendría violentas pesadillas en las que él se ahogaba, tendiendo las manos hacia ella, suplicándole que lo salvase. Se despertaría empapada en sudor y llorando, temblorosa al sentir que Pablo estaba vivo, a pesar de saber que no era así.

CAPÍTULO 23

—No, Vesta. —Lali apartó a la gata con el codo cuando ésta intentó subírsele al regazo.

Cuando que Lali se había instalado en la garçonniére, la gata se había mudado con ella. Lali aceptó aquel huésped inesperado y le dio el nombre de una diosa de la antigua Roma, la diosa de la tierra. Las dos estaban sentadas en el rincón favorito de Lali en el jardín de los Vallerand.

Lali se quitó el sombrero de ala ancha negro y se sentó sobre uno de sus pies. La pose carecía del decoro adecuado, pero no había nadie por allí que pudiese verla. Hizo algunos esbozos de lo que la rodeaba, dejando que su mente vagase de un ensueño a otro.

Molesta por la negativa de Lali a tomarla en su regazo, Vesta saltó del banco hasta sus pies y se tumbó a su lado para limpiarse una de sus zarpas blancas y anaranjadas. Lali sonrió y se sacó una de las zapatillas para así poder acariciar la barriga de la gata con los dedos del pie. Vesta empezó a ronronear. La gata alzó la vista y miró a Lali con los ojos entornados.

El tranquilo repiqueteo del agua, la tranquilizadora brisa y la amable luz del sol hicieron que Lali se sintiese soñolienta. Recostó la espalda contra la pared. Gimena le había dicho que Pablo solía ir a ese rincón a leer libros de filosofía o poesía. Lali intentó imaginárselo sentado allí, con la luz del sol iluminando su cabello castaño oscuro, con el cuerpo repantigado en el banco y las largas piernas cruzadas.

Siguiendo un impulso se dispuso a esbozar su retrato, el fino mentón y las altas mejillas, la determinación en la línea de la nariz y las inclinadas y tupidas cejas. Su cabeza se asentaba sobre un fuerte cuello, llevaba el pelo peinado hacia atrás salvo por el remolino que provocaba que un par de mechones le cayesen sobre la frente. El carboncillo se desplazó sobre el papel como si lo guiase una fuerza ajena a la voluntad de Lali. En trance, observó cómo tomaban forma otros detalles, la amplia y firme boca, las leves arruguitas formadas por la risa alrededor de sus ojos, sombras y marcas que le habían otorgado a aquel rostro su singular aspecto de confianza e intensidad.

Lali arrugó el entrecejo mientras observaba el dibujo. Algo no estaba bien... Los ojos... Eran planos, la forma no era la correcta. Oscureció el iris hasta llenar casi por completo las pupilas, y añadió un trazo más grueso a las cejas. Mordiéndose el labio inferior, trabajó con diligencia. Alzó finalmente el dibujo y lo miró al sesgo sacudiendo la cabeza. Vesta maulló interrogativamente.

—Lali: No está bien —dijo—. No lo bastante. ¿Por qué no puedo acordarme de cómo era Pablo...?

De repente, el papel tembló entre sus manos. Los ojos transmitían más vida ahora... pero no eran los de Pablo. Sintió un sudor frío en la frente y por encima del labio. Aquellos ojos tenían ahora un destello burlón, y parecían mirarla con reconocimiento.

«Mírame, Lali...»

Tragó saliva y se obligó a soltar el dibujo, que cayó al suelo. Vesta saltó sobre él de inmediato, desgarrando el crujiente papel con las garras. Lali se llevó una mano al pecho. El corazón le latía desbocado. «No seas tonta —se reprendió—. Él no está aquí, y no volverás a verlo nunca más. ¿Por qué te pones tan nerviosa?» Pero la sensación siguió ahí. Cerró los ojos.

A veces el recuerdo era tan vivo como si todo hubiese ocurrido el día anterior; los meses transcurridos quedaban en nada. Todavía podía sentir las manos de Peter cerrándose sobre sus pechos, sus muslos separando los suyos, su cálido aliento erizándole el vello. El cuerpo de Peter había llenado el suyo mirándole a los ojos, saboreando un intenso placer. No había hecho concesión alguna a la debilidad o la fragilidad; de hecho, se había aprovechado vilmente de ello. «No podría haberle detenido aunque hubiese querido», pensó sonrojándose iracunda. La cuestión era, sin embargo, que no había querido, y eso era algo que siempre le pesaría.

Recogió los restos de papel con los que Vesta estaba jugueteando e hizo una bola con ellos.

Inquieta, guardó los materiales de dibujo en la garçonniére y fue a la cocina de la casa principal. 

Continuará...
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+20 FIRMAS y más...
lo siento, ya se me acabaron los caps editados y por eso necesito unos minutitos más ;)

24 comentarios:

  1. QUIERO QUE APAREZCA PETEEEEEEEER

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  2. Maaaas noveee esta increible,ya quiero que aparesca peteeeer @luciagm13

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  3. ya quiero que lali se encuentre con peter

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  4. MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSS

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  5. No puedo creer que hayan transcurrido mesess!

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  6. y peter donde estaa?? mas noveee :)

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  7. Sigo con la intriga q pasó con peter? Como fue q dejó a lali? Más nove ;)

    @todoxlali _ta

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  8. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas

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  9. quiero saber que piensa Peter en este tiempo que han tenido separados

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  10. Quiere obsesionarse con Pablo pero su mente y corazon la traiciona,como buen Pirata aparecera en cualquier momento

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  11. extraña a peter... y hablando de el, ¿cuando volvera a aparecer?

    novela solo tu: http://morithalaliter.blogspot.mx/

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  12. AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH LERJELWJFEWJFLW ESTA EMPEZANDO A PENSAR EN PETER <3 ME ENCANTOOOOOOO MUCHAS GRACIAS DANII @LuciaVega14

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