—¿Mariana? Mariana, ¿dónde estás?
Lali y Peter se separaron con
sobresalto. Lali se ruborizó y se dio la vuelta mientras se tocaba los labios
con las yemas de los dedos, como si él le hubiera dejado una marca. No había
tenido tiempo de sentir más que una leve y deliciosa calidez, pero esto era más
de lo que debería haber sentido nunca hacia Peter Lanzani.
—Estamos los dos en la cocina
—contestó Peter mientras cogía el goteante trapo con hielo, se lo aplicaba en
el rostro y se sentaba con precipitación.
Lali y Peter se miraron con
ardor durante un instante y Nicolás entró con paso decidido en la cocina.
—Veo que te ha curado —declaró
Nicolás, por lo visto sin percatarse de lo alterada que estaba Lali—. Mariana,
tenemos que hablar de un par de cosas.
—¡Ah!
—Con respecto al muchacho Amadeo,
bueno, las cosas tienen que cambiar entre ustedes.
—¿Qué quieres decir? —preguntó
ella con cautela—. La disputa es entre George y tú y no tiene por qué afectar
mi amistad con Benjamín.
—La disputa es entre los Espósito
y los Amadeo, lo que significa que ya no hay una amistad entre tú y Benjamín.
No lo verás más. Ni siquiera hablarás más con él, ¿comprendes?
Si se lo hubiera planteado de
una forma distinta, ella habría intentado comprender su punto de vista. Sin
embargo, la forma en que lo dijo, como una orden que ella tenía que acatar, una
exigencia que ella tenía cumplir, la encendió de inmediato, como si hubiera
acercado una cerilla encendida a un montón de pólvora.
—Diría que tenemos que
discutir un par de cosas —declaró Lali con voz calmada.
—No hay nada de qué hablar.
Peter carraspeó.
—Creo que ha llegado la hora
de que me vaya.
—¡Quédate! —ordenó Nicolás sin
mirarlo—. Esto no tardará mucho.
—Yo diría que sí —replicó Lali
con voz tensa—, porque por lo visto tú piensas que lo único que necesitas es
dictar órdenes y que yo correré a obedecerlas, pero soy una persona adulta y
tengo algo que decir al respecto.
—Mariana, no seas tozuda
o...
—¿Me enviarás pronto a la
cama? ¿O me darás menos dinero para mis gastos? No soy una niña a la que puedas
castigar. Soy una adulta.
—Eres mi hija.
—Tengo derecho a tomar parte
en las decisiones que me afectan.
—¡Un cuerno! —explotó Nicolás—.
Soy yo quien toma las decisiones y, sin lugar a dudas, no acudiré a ti para que
me des consejos acerca de cómo llevar mi negocio...
—¡Este también es mi negocio!
Mamá y tú me han presionado durante semanas para que salga con Benjamín. La
mitad de las veces he ido a verlo sólo para complacerlos y, de repente, tengo
que olvidarme de mis sentimientos y dejarlo de lado por un capricho tuyo. Pero
no puedo hacerlo.
—¡Maldita sea! ¿Por qué están
todos empeñados en ponerme furioso? —Sus miradas se encontraron desafiantes y Lali
vio cómo crecía el enojo de Nicolás al percibir que ella no iba a ceder con
facilidad. Pero Nicolás era muy astuto y decidió cambiar de táctica—.
Encontraremos a alguien mucho mejor que Benjamín para ti. Cualquier hombre de
Tejas daría su..., daría mucho por tenerte ¿No es cierto, Peter?
—¡No lo metas en esto! —soltó Lali
ahorrándole a Peter la necesidad de contestar—. Y no me calmaré por el simple
hecho de que me ofrezcas a otro hombre como si fuera un juguete nuevo.
—Entonces, ¿qué demonios
quieres?
—Quiero que dejes de tratarme
como si fuera un objeto que puedes mover y manejar a tu antojo, como haces con
tu ganado. O con mamá y Candela.
Nicolás se puso encarnado.
—Mientras vivas bajo mi techo,
comas en mi mesa y vivas de mi dinero harás lo que yo te diga. Igual que ellas.
Lali sintió que los ojos se le
llenaban de lágrimas debido a la rabia que sentía.
—¿Y hablar sólo con quien tú
me digas? ¿Y casarme con el hombre que tú elijas para mí?
—¡Exacto!
—De exacto nada —declaró Lali
con voz ronca y, durante un segundo, se acordó de Candela y del hombre que
había perdido—. Esto no está nada bien. Tú nunca permitirías que alguien
gobernara tu vida de esta forma. ¿Por qué esperas que yo lo acepte?
La expresión de Nicolás era de
dureza.
—Porque eres una mujer. Lista,
sí. Demasiado lista para tu propio bien y asquerosamente mimada. Pero no dejas
de ser sólo una mujer y no hay vuelta de hoja. Te dejaré llevar las riendas
cuando pueda, Mariana, pero no en esta ocasión.
—Pero...
—Tú quieres tener los privilegios
de una mujer y los derechos de un hombre, pero no puedes tener las dos cosas.
Mírate, estás a punto de echarte a llorar. No puedes contener las lágrimas
porque eres una mujer. ¿Acaso crees que un hombre lloraría en tu lugar? Tú
sigue aferrada a tus armas de mujer, cariño, y deja que yo tome las decisiones.
Tú tienes tu lugar y yo tengo el mío.
—¿Acaso crees que no tengo
sentido del honor? ¿Ni orgullo? —preguntó Lali con voz quebrada mientras
luchaba por contener sus humillantes lágrimas. Llorar era un signo de debilidad
y él se había aprovechado bien de aquella cuestión—. El hecho de que sea una
mujer no significa que no tenga sentido común o inteligencia. Y no significa
que no necesite libertad. —Lali sentía una gran presión detrás de los ojos. Necesitaba
un pañuelo, de modo que se limpió la nariz con la manga del vestido. Aunque Peter
guardaba silencio, Lali tenía miedo de percibir burla en sus ojos, de modo que
no lo miró y mantuvo la mirada fija en Nicolás mientras el corazón le ardía de
resentimiento—Si quiero, veré a Benjamín —declaró con voz apagada.
—¡Si lo haces te haré entrar
en vereda tan deprisa que no podrás ni creértelo!
Lali se sentía demasiado
enfadada y humillada para decir nada. Se sentía atrapada, acorralada, y tenía
que liberarse si no quería atragantarse con su propia impotencia. Atravesó la
cocina a grandes zancadas, abrió la puerta de golpe y bajó corriendo los
escalones de la parte trasera de la casa. En el exterior reinaba la oscuridad y
las sombras le ofrecieron refugio.
Peter contempló a Nicolás con
sus ojos verdes pero con una mirada inexpresiva.
—¿Qué estás pensando? —le
exigió Nicolás con acaloramiento—. ¡Ella es mi hija, maldita sea! ¿Crees que no
he sido justo con ella?
—Ya lo sabes —declaró Peter
mientras se daba la vuelta para marcharse.
—Mantente alejado de ella.
Déjala que se lama las heridas en privado. No consentiré que se lamenten juntos
a mis espaldas. ¡Además, si te pones de su lado podría tener la tentación de
despedirte!
Peter arqueó una ceja, volvió
la cabeza con lentitud y miró a Nicolás con fijeza. Ambos sabían que las
fanfarronadas de Nicolás no le afectaban.
—Me iré en cuanto me lo digas,
Nico.
Nicolás maldijo entre dientes
mientras Peter salía en busca de Lali.
Ella se detuvo al abrigo de un
cobertizo que hacía las veces de almacén, se apoyó en los ásperos tablones de
madera de la pared y se echó a llorar con desconsuelo. Nunca se había sentido
tan sola e indefensa. ¡Si pudiera encontrar un refugio, aunque sólo fuera
temporal! Si pudiera dormir y despertarse oyendo la voz de Alelí...
¡Su Alelí, no la Alelí
pequeña!
La idea de verse sentenciada a
permanecer en aquel lugar para siempre le resultaba insoportable. Aunque
también le parecía inaguantable la idea de regresar a un lugar en el que no
tenía a nadie en absoluto. «¿Qué voy a hacer?», pensó Lali mientras apoyaba su
húmeda mejilla en el cobertizo y lloraba todavía con más intensidad.
Lali oyó una voz justo detrás
de su oreja, una voz llena de simpatía.
—No es tan terrible, cariño.
Lali se dio la vuelta y
contempló a Peter mientras la luz de la luna producía destellos plateados en
los surcos húmedos de sus mejillas. «No sabes lo terrible que es», quería
decirle, pero no pudo hacerlo. Peter estaba tan cerca de ella que casi se
tocaban y su cuerpo corpulento proyectaba una gran sombra. La tierra pareció
temblar debajo de los pies de Lali cuando ella alargó los brazos hacia él
ciegamente y él la atrajo hacia sí y hacia la protección de su cuerpo. Lali
apoyó la cabeza en el hombro de Peter y lloró con un alivio infinito. Se sentía
segura, relajada y acogida en los brazos de él y la dulzura que experimentaba
fluía como un vino fuerte por sus venas. Fuera o no una ilusión, atesoraría
todos aquellos momentos, el calor del cuerpo de Peter, su olor, el contacto
áspero de su mandíbula sin afeitar junto a su sien. Después de un rato, Lali
intentó explicarse, pues sentía que él la entendería.
—No soporto que me digan lo
que tengo que hacer continuamente. Querría salir huyendo, pero no tengo
adónde...
—Lo sé. Lo sé.
Peter le acarició el pelo y
percibió en los dedos su calor.
A Lali le asaltó un impulso
irrefrenable de contarle algunos de los secretos que atenazaban, dolorosamente,
su corazón. ¡Si pudiera confiarse a él! Quería estar cerca de él, pero este sentimiento
no encajaba con lo que sabía de él. Debería sentirse aterrorizada por él. ¿Por
qué el deseo se estaba volviendo mucho más fuerte que el miedo? ¡Se sentía tan
cansada de las preguntas sin respuesta! Lali se sintió cansada, apartó de su
mente todos aquellos pensamientos y se permitió ser abrazada un poco más.
—Durante unos instantes lo
odié —declaró con voz entrecortada después de unos minutos.
—Tú y el resto del condado
—contestó Peter con voz pausada—. Estos días no está siendo muy popular.
—Quiere que yo sea como Cande
y mi madre.
—No. Dijera lo que dijera ahí
dentro, él no quiere que cambies. Está muy orgulloso de ti, Lali. Tú eres la
única persona de su entorno que no permite que la intimide.
—Salvo tú.
—Esto es porque no me gusta la
alternativa.
Lali suspiró.
—Cuando estábamos en la
cocina, me sentí muy pequeña. Sobre todo cuando él...
—Sólo tiene una rabieta. Ya
sabes que no deberías agitar un trapo rojo delante de él cuando está de
malhumor.
—No debería haber llorado
delante de él —susurró Lali, y los ojos le escocieron al recordarlo—. Me odio a
mí misma más de lo que me odia él por haber llorado.
—No te odies.
—Le he demostrado que tiene
razón y he actuado como una niña...
—Lali... —Peter separó la cara
de Lali de su cuello y contempló sus ojos enrojecidos—. Para ya. El hecho de
que lloraras no ha demostrado nada. A nadie le gusta que le pisoteen el orgullo
de esa forma, sobre todo delante de otras personas. Algunos hombres también
habrían llorado.
Peter se interrumpió durante
un rato largo y deslizó su dedo pulgar a lo largo de la mejilla de Lali hasta
su sien.
—Yo lloré la última vez que vi
a mi padre.
—¿Tú? —preguntó ella sorprendida—.
¿Por qué? Discutieron o...
—Siempre discutíamos. Yo nunca
mantuve una conversación civilizada con él. Siempre nos peleábamos. Era nuestra
forma de demostrar que no nos interesábamos el uno por el otro. Durante mi
último año en la universidad, no lo vi ni siquiera una vez. Me pidieron que me
mantuviera alejado de él, me dijeron que era nocivo para su salud. Yo fui a
verlo después de licenciarme, para dejar las cosas claras entre nosotros y
contarle que me iba a Tejas. Entonces me di cuenta de que no le importaba lo
que le estaba contando. Indiferencia. Y la indiferencia duele más que el odio.
Por esto lloré. Delante de él. Y me odio a mí mismo por haberlo hecho.
—¿Todavía te odias?
—No, pero no lo olvidaré
nunca. Y él tampoco.
Peter sonrió mirando a Lali y
sus dientes blancos brillaron en la oscuridad. Parecía tan invulnerable que
resultaba casi imposible imaginarlo preocupándose por lo que alguien le dijera
o le hiciera. Lali no podía imaginárselo llorando. ¿Por qué le había confiado
aquel secreto? ¿Sólo para animarla? ¿Para ayudarla a sobrellevar su propia
vergüenza?
—Peter —balbuceó ella mientras
el corazón le latía un poco más deprisa de lo normal—, a veces eres muy amable.
—Nunca por nada, cariño.
De repente, Peter cambió y su
ternura desapareció convirtiéndose en una sonrisa burlona. Sus ojos parecieron
atravesar, con ardor, la ropa de Lali.
—No lo sabía —contestó ella y,
de repente, se puso nerviosa. Iban a retomar lo que habían empezado justo antes
de que Nicolás los interrumpiera en la cocina y Lali sintió la dulzura de la
anticipación en sus labios—. ¿Por qué has sido tan amable conmigo esta noche?
—Quizá porque quiero algo de
ti.
—Lástima que no lo vayas a
conseguir.
—¡Oh, a la larga, lo
conseguiré!
—No si yo puedo evitarlo
—replicó ella mientras se preguntaba por qué él no intentaba aprovecharse de
ella.
Lali entreabrió los labios y
él amplió su sonrisa.
—Mentirosa. Te mueres de ganas
de que te bese.
Ella se separó de él y le dio
un empujón.
—¡Si alguna vez intentas
besarme, lo único que conseguirás es una patada, estúpido prepotente!
—¡Qué carácter! —exclamó Peter,
y se echó a reír mientras la rodeaba con los brazos—. No te vayas todavía, Lali.
Tengo planeado terminar lo que empezamos antes.
—¡Déjame sola! —Lali colocó
los brazos entre ambos para evitar que él se acercara más a ella—. Si sientes
la necesidad de estar con alguien, ve a visitar a tu amiga de Blue Ridge.
Peter sonrió con un rudo
sarcasmo. Lali se dio cuenta de que, por su comentario, parecía que se sintiera
celosa y deseó haberse mordido la lengua.
—¿Qué te hace pensar que tengo
una amiga en Blue Ridge?
—Candela me lo contó.
—¿Cómo puede saberlo ella?
—Escucha los cotilleos.
—Por lo visto, es una
costumbre familiar...
—¿Tienes una amiga en Blue
Ridge?
—¿Por qué habría de tenerla si
ya te tengo a ti aquí? —respondió él con voz melosa.
Lali resopló con furia y se
apartó de él. Peter se echó a reír y le lanzó un beso mientras ella se dirigía
hacia la casa con pasos decididos. Y no dejó de observarla con actitud
vigilante hasta que ella entró en el edificio.
Continuará...
+10 :D
Massssss :)
ResponderEliminarAyyyy se esta poniendo hooot. Me encantan me encantan me encantan. Y me encanta que no es una historia classica sino que hay fuego entre ellos. Porfaa subi mas yaa que no aguanto
ResponderEliminarMas!!
ResponderEliminarOtrooooo :)
ResponderEliminarMe encanta la relación que tiene estos dos, ni contigo ni sin ti! Jajaja sube otro!!!
ResponderEliminary se viene lo mejor!
ResponderEliminarsubí más más más
ResponderEliminar8
ResponderEliminarAyyy me encantaaaaaa
ResponderEliminarMasss
Santa paciencia la d Peter
ResponderEliminarK tendra Nicolas con Peter k este le da la vuelta.
ResponderEliminarD a poquito Lali "Mariana",va cambiando d parecer respecto a Peter.
ResponderEliminarMe encanta
ResponderEliminarmaaaaaaaaas
ResponderEliminarAl fin me puse al día con la nove :)
ResponderEliminarEstos dos se tienen unas terribles ganas, cuando vuelvan a besarse con mas ganas van a prender fuego todo <3
Me encanta como se llevan, lali le está haciendo caso a Cande empezando a conocer mejor a peter
ResponderEliminarayyy me encanta como se estan llevando y me encanto el final del capitulo quieroo masss!
ResponderEliminarmás porfaaa
ResponderEliminarSubiiiiiiii
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