Nicolás se hinchó de
satisfacción cuando, al terminar la cena, Peter se levantó con la intención de
acompañar a Lali a dar un paseo. En aquellos momentos, ya resultaba evidente
para todos que entre ellos estaba surgiendo un romance en toda regla. Nicolás
se sentía incluso más contento que Candela. Como era de esperar, Emilia todavía
experimentaba reservas acerca de una posible relación entre su hija y el
capataz, pero, curiosamente, no presentó objeciones a que salieran a pasear
juntos. Quizás empezaba a comprender que oponerse a la relación no le serviría
de nada.
—¡Santo cielo! —exclamó Lali
cuando estuvieron solos afuera—. Al final todo resultará más fácil de lo que
esperaba. Mi madre no ha dicho nada. Bueno, se la veía bastante tensa, pero no
ha dicho ni una palabra.
—Quizá la idea de tenerme como
yerno no le resulta tan dura como imaginábamos —bromeó Peter mientras deslizaba
un brazo por la espalda de Lali y ajustaba sus pasos a los de ella, que eran
mucho más cortos.
—O quizá cree que eres, para
mí, una simple aventura. En realidad, eres el tipo de hombre que elegiría para
esto.
Peter simuló fruncir el ceño
al oír la naturalidad con que realizaba aquel comentario.
—¿Yo, una aventura? Esto es el
colmo.
Peter la cogió en brazos y se
dirigió hacia el prado que había en la parte posterior de la casa. Lali se echó
a reír.
—Era un cumplido —protestó
ella mientras reía y se retorcía en los brazos de Peter.
—Ah, ¿sí? —Peter arqueó las
cejas y la miró—. A mí no me lo ha parecido.
—Sí, sí que lo era. ¿Adónde me
llevas?
—A un lugar en el que podré
vengarme en privado.
—Lo digo en serio, a cualquier
mujer le gustaría tener una aventura contigo. —Lali deslizó la punta del dedo
por la piel que el cuello abierto de la camisa de Peter dejaba al descubierto—.
Eres muy guapo, y pareces el tipo de hombre que es bueno en... Bueno...
—¿Bueno en qué?
—No te burles de mí, ya sabes
a qué me refiero. Siempre me había preguntado cómo sería hacerlo contigo.
Incluso cuando no me gustabas.
Peter sonrió y la sujetó más
fuerte entre sus brazos sin dejar de caminar.
—¿Tu curiosidad ha quedado
satisfecha, señorita?
—No del todo —contestó ella
mientras jugueteaba con los botones de la camisa de Peter—. Pero estoy segura
de una cosa.
—¿De qué?
Lali le rodeó el cuello con
los brazos y le susurró al oído:
—Eres tan bueno como pareces.
Peter la besó en el cuello con
ojos destellantes. Cuando llegaron a un montón de heno seco recién apilado, Peter
se detuvo. Su idea original era dejarla caer sobre el heno y besarla hasta que
ella suplicara piedad, pero había cambiado de opinión y, en aquellos momentos,
lo único que quería era darle placer. Mientras Peter dejaba a Lali encima del
heno, ella se agarró a él con más fuerza.
—¡Oh, no! ¡No podemos! —Lali
volvió a reír mientras le empujaba el pecho—. ¡Ahora no! ¡Aquí no!
—Dame una buena razón.
—Sabrán exactamente lo que
hemos estado haciendo. —Peter se sentó a horcajadas encima de ella y le levantó
las faldas. El pulso de Lali latió con violencia—. Tendré heno en el pelo y en
la ropa y...
—Nos ocuparemos de eso más
tarde. Hasta de la menor brizna.
—No me lo puedo creer. —Un
resoplido de incredulidad escapó de la garganta de Lali—. ¿No estarás
planeando...? —Su voz se apagó cuando Peter accedió a la piel desnuda de su
estómago por debajo de su ropa interior y la rozó con sus nudillos—. ¡Peter!
—exclamó Lali.
Peter sonrió al notar lo
deprisa que ella respiraba y, poco a poco, le bajó los bombachos a lo largo de
los muslos.
—Es una lucha, ¿no es cierto?
—preguntó Peter mientras se inclinaba sobre ella y deslizaba los dedos por el
abdomen de Lali—. Tu sentido del decoro contra tu deseo de esto...
Peter deslizó la mano un poco
más abajo y Lali se humedeció los secos labios con la lengua y curvó los dedos
de los pies con anticipación.
—Es que no quiero que nadie
ve-vea...
—¡Pero si esto constituye la
mitad de la diversión! —Peter apoyó la barbilla en una mano, contempló a Lali
y, al final, encontró lo que estaba buscando. Su voz sonó ronca, con aquella
vibración que siempre la excitaba—. Preguntarte si alguien nos descubrirá en el
peor momento posible, si alguien te verá así, ¿Qué dirías si nos descubrieran?
¿Qué harías?
—Yo m-me moriría de vergüenza —balbuceó
Lali mientras intentaba separarse de él.
Peter se abalanzó sobre ella,
la inmovilizó y la acarició con más audacia que antes.
—Sí, vas a morir un poco, pero
no de vergüenza.
—No tenemos tiempo...
—No necesitamos mucho.
—Será más seguro después, cuando
todos estén durmiendo.
—El riesgo a ser descubiertos
lo hace más excitante.
Los dedos de Peter se abrieron
paso entre la mata de pelo rizado que había en la entrepierna de Lali. Ella
contuvo el aliento y un estremecimiento sensitivo recorrió su cuerpo.
—¡No!
—Ah, ¿no? Entonces dime que
pare —susurró Peter mientras acariciaba el interior de los muslos de Lali—.
Dime que no te toque, sobre todo aquí... o aquí... Y dime que te permita
levantarte y que te acompañe a la casa.
Lali cerró los ojos e intentó formar
las palabras con los labios, pero su cuerpo esperaba el éxtasis que sólo Peter
podía proporcionarle. No podía pedirle que se detuviera.
—El riesgo lo hace más
placentero, ¿no crees? —preguntó Peter con voz suave y sedosa—. Esta sensación
que notas en el estómago... ¡Corre, hazlo antes de que nos pillen! Y cada
segundo te preguntas si voy a parar.
Lali protestó e intentó
levantarse, pero los dedos de Peter encontraron su zona sensible y la
acariciaron sin descanso y ella volvió a dejarse caer sobre el heno. Lali
exhaló un largo gemido y volvió el rostro hacia el hombro de Peter mientras le
suplicaba en silencio que no se detuviera. Él parecía saber con exactitud lo
que el cuerpo de Lali deseaba y trazaba círculos y jugueteaba con la yema del
pulgar en la sensible carne de Lali mientras introducía los dedos en su
interior, a veces deprisa y a veces despacio. De una forma ininterrumpida y con
voz terrosa, Peter murmuraba en su oído palabras que la excitaban más y más.
Alguien podría vernos ahora
mismo, Lali... Alguien podría pasar por aquí..., uno de los peones camino del
barracón. ¿Qué harías si supieras que alguien nos estaba observando? ¿Me
pedirías que parara?
Peter interrumpió sus
caricias, como si esperara su respuesta para decidir si continuar o no.
—No —gruñó Lali mientras
levantaba las caderas y apretaba su carne húmeda contra la mano de Peter.
Él reinició su terrible
tormento.
—De todos modos, sabrán lo que
estamos haciendo —murmuró Peter de una forma implacable—, porque te haré gritar
y te oirán.
—No gritaré —balbuceó ella.
La sonrisa de Peter era
despiadada.
—Incluso tú temes que lo
harás.
Al final, el placer era tan
intenso que Lali gritó, pero Peter ahogó su grito con su boca y su lengua
atrapó las vibraciones guturales de sus gemidos. Peter la besó durante largo
rato, saboreando su lánguida respuesta. Cuando Lali se recuperó, se liberó de
las manos y la boca de Peter. Mortificada por lo que había ocurrido, Lali se
sentó e intentó arreglarse la ropa. Peter la ayudó y contuvo una sonrisa al ver
lo preocupada que estaba.
—¿Cuánto rato llevamos aquí?
—preguntó Lali sin mirarlo.
—Unos diez minutos.
—¡Oh!
La tensión de Lali disminuyó.
Le había parecido que llevaban mucho más tiempo. Sin embargo, siguió frunciendo
el ceño mientras frotaba inútilmente su ropa con las manos para eliminar las
briznas de heno que se habían pegado a su vestido.
Peter le levantó la barbilla
con la mano y le sonrió.
—Nadie ha oído nada —declaró
él de una forma contundente—. Y tampoco nos han visto. Yo tenía un ojo abierto
todo el tiempo, por si acaso.
Lali se sonrojó.
—Entonces lo que decías...
—Para tu propio beneficio.
Lali se sentía demasiado
aliviada para regañarlo por su arrogancia.
—¿No he gritado demasiado
fuerte? —preguntó Lali.
Peter la apretó contra él,
cautivado por su curiosa mezcla de modestia y abandono.
—Te he mantenido silenciosa
—murmuró él con complicidad.
Lali relajó los hombros.
—Debería estar enfadada
contigo.
—¿Por qué? ¿No te ha gustado?
—Yo... Sí, me ha parecido...
Pero esto no cuenta.
—Perdona mi falta de
comprensión, pero entonces ¿qué es lo que cuenta?
Aunque su voz sonaba grave, Lali
sabía que se estaba riendo de ella en silencio.
—Ha sido distinto de las otras
veces. No ha sido romántico, ni serio, ni...
—No siempre tiene que ser
serio entre nosotros. —Peter deslizó los labios por la mejilla de Lali—. A
veces, puede ser sólo divertido.
—Pues yo no lo veo así
—replicó Lali mientras arrugaba la frente.
¿Divertido? Cuando dos
personas que se amaban hacían el amor, no lo hacían para divertirse. Tenía que
ser un acto tierno, amoroso, emotivo. Si se amaban, tenía que significar algo
más que una mera diversión, ¿no?
—¿Cómo puedes pensar en ello
de una sola manera? —replicó Peter—. Cada vez será distinto. Unas veces, será
romántico y relajado y, otras, un poco... —Peter se interrumpió y buscó una
forma diplomática de decirlo—… terrenal. A veces, será tierno y otras
constituirá un juego. ¿Qué hay de malo en esto?
Lali todavía titubeaba, de
modo que Peter le cogió la cara entre las manos y le sonrió.
—Ya te entiendo. Te gusta la
luz de las velas y el romanticismo y, sin duda, no hay nada de malo en esto,
pero si siempre fuera así, te cansarías. —Peter sonrió ampliamente y sacó unas
cuantas briznas de heno del pelo de Lali—. Tienes que admitir que las noches a
la luz de la luna y los montones de heno tienen su encanto particular.
—Supongo que sí.
—¿Lo supones? —Los ojos de Peter
chispearon—. ¿Qué necesitas para estar segura del todo?
Lali lo miró con fijeza
mientras disfrutaba de la calidez de sus manos en sus mejillas y del brillo de
la luz de la luna en su cabello. Peter se veía guapo y pagano en la oscuridad,
misterioso e indomable. Su amante. Algún día, su esposo. Ella quería pasar toda
la vida con él. Quería estar unida a él con todos los lazos, las palabras y la
intimidad que dos personas podían intercambiar. Sus sentimientos hacia él eran
más fuertes, más terribles de lo que nunca habría imaginado. Las manos de Lali
cubrieron las de Peter con fuerza.
—Te amo, Peter.
Lali percibió un temblor en
las manos de Peter. El tardó unos instantes en comprender el significado de sus
palabras. Entonces recorrió el rostro de Lali con la mirada, como si quisiera
asegurarse de que ella había dicho la verdad.
—¡Dios, cómo deseaba oírtelo
decir!
Peter inclinó la cabeza y la
besó con frenesí, incapaz de reprimir su pasión.
Continuará...
+10 :)
muy bueno cap!!! masssssss
ResponderEliminarmueroooo mas
ResponderEliminaraaaaaaaaaaaaaaa que lindo ya los 2 se dijeron te amo :) <3
ResponderEliminarpeor me preocupa lo de benjamin, creo que lo arruinara todo :(
me encanto!! Pero q pasara cuando se sepa la verdad?? quiero masssssss
ResponderEliminarAyyyyyy mas !
ResponderEliminarSon perfecto juntosss ��
ResponderEliminarOtrooo :))
ResponderEliminarMe encantooo
ResponderEliminaraaa más lindos! Más más más
ResponderEliminarLa última parte fue lo mejor ♡♡
ResponderEliminarAwwww* Massss!
ResponderEliminarMe encantaa mass
ResponderEliminarAl fin se lo dijo!!!.
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