A la mañana siguiente, después de preparar el desayuno en la posada, Lali
llamó a Elena.
—¿Qué
crees que voy a hacer hoy? —le preguntó alegremente.
—Vienes
a verme —aventuró su abuela.
—Casi.
Hoy y mañana estaré ocupada dejando lista la casa y, pasado mañana, tú y yo nos
mudaremos a ella juntas. Como en los viejos tiempos.
—Ven
a buscarme ahora y te ayudaré.
Lali
sonrió. Sabía que aunque su oferta era sincera, Elena no sería de ninguna
utilidad.
—No
puedo cambiar mi programa —le dijo—. Mery y yo ya lo hemos programado todo. Su
novio, Duane, vendrá a ayudarnos y...
—¿El
tipo de la banda de moteros?
—Bueno,
de hecho no es una banda, es una hermandad de moteros.
—Las
motos son ruidosas y peligrosas. No me gustan quienes las conducen.
—A
nosotras nos gustan los que tienen unos buenos músculos para ayudarnos a trasladar
muebles.
—¿Duane
es el único que las ayuda? Esas sillas de cuero son muy pesadas.
—No,
Peter también estará allí.
—¿Quién
es?
—El
contratista. Tiene una furgoneta con remolque.
—¿También
tiene unos buenos músculos? —le preguntó su abuela con regocijo.
—Upsie
—la reprendió Lali, notando que se ruborizaba al recordar la dureza del cuerpo
de Peter contra el suyo—. Sí, de hecho, los tiene.
—¿Es
atractivo?
—Mucho.
—¿Está
casado?
—Divorciado.
—¿Por
qué se divorció?
—No
te hagas ideas —le dijo Lali riendo—. Por ahora no me interesa una vida
amorosa. Quiero dedicarme a cuidar de ti.
—Me
gustaría que encontraras a un buen hombre antes de morirme —dijo Elena,
melancólica.
—Entonces
será mejor que te lo tomes con calma porque voy a tardar bastante. —Oyó abrirse
la puerta trasera de la cocina y se dio la vuelta. Peter entraba. Le sonrió y
se le aceleró el pulso.
—¿Cuándo
vendrás a buscarme? —le preguntó Elena.
—Pasado
mañana.
Su
abuela parecía perturbada.
—¿Ya
te lo había preguntado?
—Sí
—le dijo Lali con dulzura—. No pasa nada. —Con el rabillo del ojo vio que Peter
miraba una bandeja de bollos que había en la encimera y le indicó por gestos
que cogiera uno. Él obedeció sin dudarlo un instante. Lali fue a servirle café
mientras decía por teléfono—: Será mejor que me ponga a trabajar.
Sin
embargo aquel error sin importancia había puesto ansiosa a Elena.
—Llegará
el día en que te miraré y pensaré: «Esta es la chica que me prepara la cena», y
no sabré que eres mi nieta —dijo.
Al
oír aquello se le hizo un nudo en el pecho a Lali. Tragó con esfuerzo y sirvió
un poco de nata en el café de Peter.
—Yo
seguiré sabiendo quién eres —le respondió—. Seguiré queriéndote.
—Eso
es espantosamente unidireccional. ¿Para qué sirve una abuela que no se acuerda
de nada?
—Para
mí eres algo más que tus recuerdos. —Lali le dedicó una mirada de disculpa a Peter,
sabiendo lo que le molestaba que le hicieran esperar, pero parecía relajado y
paciente. Se estaba comiendo el bollo sin mirarla.
—No
seré yo misma —dijo Elena.
—Seguirás
siendo tú. Solo te hará falta un poco más de ayuda. Estaré a tu lado para
recordarte las cosas.
Como
su abuela no decía nada, Lali fue quien habló.
—Tengo
que dejarte, Upsie. Te llamaré más tarde. Mientras, será mejor que empieces a
hacer el equipaje. Vendré a buscarte pasado mañana.
—Pasado
mañana —repitió su abuela—. Adiós, Lali.
—Adiós.
Te quiero.
Lali
dio por acabada la conversación, se metió el móvil en el bolsillo, echó azúcar
en el café de Peter y se lo tendió.
—Gracias.
—Su expresión era indescifrable cuando la miró.
Lali
tenía un nudo en la garganta tan apretado que no estaba segura de poder hablar.
Como
si lo comprendiera, Peter llenó el silencio.
—Ya
he cargado las cajas en la furgoneta. Las llevaré a ti y a Mery a la casa y
puedes ponerte a ordenar la vajilla y los libros y esas cosas. Cuando llegue
Duane, engancharemos el tráiler y trasladaremos los muebles desde el almacén—.
Calló para tomar un sorbo de café y aprovechó para echarle un fugaz vistazo.
Lali
se había puesto unos vaqueros, una camiseta ancha y un par de zapatillas de
deporte. A diferencia de Mery, flaca y esbelta se pusiera lo que se pusiese, Lali
no tenía el tipo adecuado para la ropa holgada. Para una mujer con un pecho y
una cadera como los suyos, todo lo que no fuera ceñido era poco favorecedor.
—Con
esto parezco rechoncha —dijo, e inmediatamente se enfadó consigo misma—. Olvida
lo que acabo de decirte —le dijo antes de que él tuviera tiempo de
responderle—. No busco cumplidos. Es que me siento insegura... en todos los
aspectos.
—Es
normal que te sientas así, afrontando como estás haciendo un montón de retos.
Pero yo nunca te habría llamado «regordeta». —Apuró la taza de café y la dejó—.
Si necesitas un cumplido... eres una cocinera estupenda.
—¿Puedes
hacerme alguno que no tenga que ver con mi manera de cocinar? —le rogó.
Peter
tenía ganas de sonreír, Lali vio cómo se le elevaban las comisuras de la boca.
—Eres
la persona más amable que he conocido jamás —le dijo al cabo de un momento y,
antes de que Lali se recuperara, fue hacia la puerta—. Coge el bolso —le dijo
en tono distraído—. Te llevo a Dream Lake.
La
casa de Dream Lake estaba impecable y era luminosa y hermosa. Las nuevas
hileras de ventanas destellaban al sol. Olía agradablemente a pintura y madera
lijada.
Entraron
las cajas y Peter llevó dos pesados cajones de platos a la nueva isla de la
cocina. Yendo tras él, Lali se quedó sorprendida cuando vio la antigua mesa de
cocina con las sillas recién cromadas y tapizadas de vinilo azul verdoso muy
parecido al original. Dejó la caja que sostenía y se quedó mirando el conjunto,
asombrada.
—Lo
has restaurado —dijo, pasando los dedos por la brillante superficie blanca del
tablero de la mesa.
Peter
se encogió de hombros.
—Le
he dado unos toques de pintura cromada, nada más.
No
se dejó engañar por su despreocupación.
—Has
hecho mucho más que eso.
—Le
he dedicado un poco de tiempo de vez en cuando; me hacía falta distraerme. No
tienes por qué usarlo. Si quieres, lo vendes y con el dinero te compras otro
conjunto.
—No.
Este me encanta. Es perfecto.
—Combina
con tus taquillas de bolera —convino él.
Lali
sonrió.
—¿Te
estás burlando de mi estilo de decoración?
—No.
Me gusta. —Vio su expresión dudosa y añadió—: De veras. Es muy mono.
Ella
siguió sonriendo.
—Supongo
que tienes mucho gusto decorando.
—Tengo
un estilo impersonal. Darcy solía decir que nadie sería capaz de deducir nada
acerca de nosotros dos viendo nuestra casa. Creo que me gustaba así.
Lali
vio un par de objetos en el centro de la mesa y cogió uno. Era un pequeña
correa de plástico con hebilla y algo que parecía un transmisor en miniatura.
—¿Qué
es?
—Es
para el gato. —Cogió el otro objeto de la mesa, un pequeño control remoto de
algún tipo, se lo enseñó—. Va con esto.
Ella
sacudió la cabeza, perpleja.
—Gracias,
pero... Byron no necesita un collar
de descargas.
Peter
sonrió brevemente al oír aquello.
—No
es un collar de descargas. —Sujetándola por los hombros, la dirigió hacia la
puerta que daba al patio trasero—. Es para esto.
Había
instalado un cuadradito de plexiglás en un marco, en la pared, al lado de la
puerta. Peter pulsó un botón del control remoto y el panel transparente se
deslizó hacia arriba con un susurro suave.
Lali
se quedó con la boca abierta.
—¿Has...
has instalado la gatera?
—El
collar la activará automáticamente, pero solo cuando Byron se acerque a ella
directamente. Así no podrá entrar ningún otro animal, incluidas las arañas.
—Puesto que Lali no decía nada, añadió—: Es un regalo. He supuesto que estarías
lo suficientemente ocupada con tu abuela para encima tener que ir a abrirle la
puerta al gato una docena de veces. —Señaló hacia una nota adhesiva pegada al
mueble de al lado—. Aquí están las instrucciones de uso. El manual está en...
—Se calló cuando Lali se le acercó. Instintivamente, la agarró por las muñecas
antes de que pudiera echársele al cuello. El control remoto cayó al suelo.
—Solo
iba a abrazarte —dijo Lali sofocando la risa. Ningún regalo le había gustado
tanto como aquel. Estaba demasiado encantada para ser precavida.
Peter
le sujetaba las muñecas sin brusquedad pero con firmeza. Tenía la cara tensa,
la expresión sombría, como si se encontrara en peligro mortal.
—Un
abrazo —le susurró ella sonriendo.
Peter
sacudió ligeramente la cabeza.
Lali
observó, fascinada, cómo el rubor le teñía las mejillas y el puente de la
nariz. Vio cómo le vibraba la garganta al tragar. ¡Qué extraordinarios eran sus
ojos, con estrías en el iris verde grisáceo como rayos de luz de las estrellas!
La miraba como si quisiera devorarla y, en lugar de ponerse nerviosa, notó una
excitación vertiginosa.
Como
seguía sujetándola por los brazos, se puso de puntillas y se inclinó más hacia
él, hasta apoyar los labios en su boca con dulzura. Permitió que siguiera
sujetándoles las muñecas, comprendiendo que él libraba una batalla interior.
Supo en qué momento se dio por vencido. Lentamente le llevó las manos hacia
atrás y se las apretó en la base de la espalda hasta que elevó el pecho. La
besó en la boca. La sostuvo de modo que a ella le resultaba imposible moverse:
solo podía responderle con la boca, pegando mucho los labios a los de él.
Sin
dejar de besarla, le soltó las muñecas y le puso las manos en las mejillas.
Parecía decidido a atraer cualquier sensación y hacerla durar para siempre.
Nada era racional, no había espacio para pensar. Solo lo había para sentir.
Solo lo había para desear. Lali metió las manos debajo de la camiseta de Peter
para sentir en las palmas la piel de su espalda. Se las pasó despacio por la
musculatura de ambos lados de la columna. Él reaccionó con un leve gruñido, la
empujó contra el borde de la encimera de madera y le levantó la parte delantera
de la camiseta. Respiraba con agitación, pero sus manos fueron delicadas con
sus pechos, acariciándoselos y apretándoselos mientras la besaba profundamente.
Deslizó los dedos por debajo del borde superior del sujetador y le frotó con
los nudillos el sensible pezón. La carne tierna se endureció y Lali notó el
dulce dolor de aquel contacto. Peter le pellizcó el pezón y tiró de él con
suavidad, hasta que el placer la hizo retorcerse. Intentó desesperadamente
pegarse más a él, poniéndose de puntillas mientras él la besaba como si
estuviera bebiendo de su boca.
Alguien
abrió la puerta principal.
Continuará...
+10 :D!!!
Sube más
ResponderEliminarOtro
ResponderEliminarEl,siguiente
ResponderEliminarMás
ResponderEliminaroytroooooooooooooooooooooooooooo
ResponderEliminarquiero otro
ResponderEliminarDaaaaaaaaaale
ResponderEliminarotro cap
ResponderEliminarOtrooooo
ResponderEliminarMaaaas
ResponderEliminar:)
ResponderEliminar:O quien es el inoportuno jajaja
ResponderEliminarme encanta mas!
Nooooo quien es!!! Quieroooo masssss
ResponderEliminarMAS!!!
ResponderEliminarOtro :)
ResponderEliminarElla beso a el o el a ella?
ResponderEliminarMASS
otrooooooooooooooo :)
ResponderEliminarQuiero saber quien es????más!!!
ResponderEliminarQuiero saber quien es????más!!!
ResponderEliminar++++++++++++
ResponderEliminarOtroooo
ResponderEliminarQuien sera el corta mambo
ResponderEliminar++++++
@x_ferreyra7
Ahhhhhhhhhhhh !!!! En serio ?!!! Que nadie puede dejarlos solos un buen momento sin interrumpir? Jajaja pobres no se les da
ResponderEliminarJusto ahora tenía k llegar alguien.....
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